Tompkins: "No es bueno para la sociedad que los dueños de la tierra tengan enormes extensiones"
Hace 20 años que el ambientalista estadounidense se dedica a comprar propiedades en la Argentina y Chile para luego cederlas a los Parques Nacionales de ambos países; ya lleva 850.000 hectáreas y tiene más proyectos.
En 1989 vendió sus empresas y se alejó de los Estados Unidos para dedicarse a la conservación del medio ambiente. Pasó por Noruega y Canadá, pero se quedó con la Argentina y Chile. “En este punto de mi vida soy medio argentino y medio chileno”, dice sentado en una de las oficinas que tiene su fundación en el barrio de Retiro. Algo de razón tendrá porque todas sus propiedades están en los dos países y ni siquiera tiene un departamento en California del Norte, donde están sus hijas.
Douglas Tompkins lleva 20 años comprando tierras en esta parte del mundo y donando gran parte de ellas para que sean integradas a los Parques Nacionales. La última fue la cesión de la estancia El Rincón, de 15.000 hectáreas, que formarán parte del Parque Nacional Perito Moreno en Santa Cruz; se estima que el total puede ser cercano al millón de hectáreas.
Filántropo, agricultor y ecologista su misión en la Argentina genera pasiones y polémicas. Lo acusan de querer apropiarse de los acuíferos, de robar ganado y querer convertirse en un terrateniente. Tompkins, junto a su esposa Kris y sus fundaciones [Pumalín, Deep Ecology, Yendegaia, Conservación Patagónica y Consevartion Land Trust ], donó tierras de su patrimonio personal a los Parques Nacionales Pumalín y Corcovado -en Chile- y al Monte León -Argentina-. Y tiene proyectos para ceder tierras a otras reservas naturales donde está reinsertando especies en extinción como el oso hormiguero, el ciervo del pantano, el yaguareté y el puma.
“El movimiento ambiental es imparable. Si echamos miradas al pasado, cuando empezó la corriente moderna en 1960, el progreso de expansión fue impresionante y hoy es enorme a nivel mundial. Todo está cambiando, es un proceso dinámico e imparable. ¿Si es capaz de revertir la crisis ambiental? Es otra pregunta”, dice en la entrevista que le concedió a La Nación.
- ¿Cómo surge el movimiento conservacionista del medio ambiente?
Por la enorme crisis ambiental del mundo. La de la biodiversidad es la madre de todas las crisis. Si perdemos la biodiversidad, es el fin del mundo. No hay conciencia suficiente en ese sentido. La mayoría de la gente vive en ciudades y no tiene idea de la naturaleza. Hay un asalto a los suelos agrícolas en todo el mundo, degradándolos. Hay un movimiento ambiental y soy parte de esto.
- ¿Usted plantea un equilibrio entre la conservación de la tierra y su explotación?
La naturaleza tiene su propia ley, no hay equilibrio. Necesitamos actuar bajo las leyes de la naturaleza y no según nuestros sueños, aspiraciones o fantasías. Ese es el problema fundamental: se está hablando siempre de un equilibrio, pero ¿qué es el equilibrio? Es una fantasía. Necesitamos [golpea la mesa varias veces] obedecer las leyes de la naturaleza o sufrir sus consecuencias.
- El cambio climático es una de ellas.
Es uno de los ejemplos más fuertes.
- ¿Entonces que pasa en las Cumbres Climáticas donde las naciones no se ponen de acuerdo para firmar un documento en conjunto?
Hay una lucha entre los [ambientalistas] cortoplacistas y los largoplacistas . Los primeros dicen que “va a perjudicar la economía”, ¡pero no habrá economía en un planeta muerto! Todo el mundo dice “vamos a esperar otro año mientras tanto tenemos negocios, tenemos extracción, tenemos economía”. El nuestro es un predicamento.
- ¿Piensa que su misión en la Argentina y Chile se comprende, que la gente la entiende?
La conservación, en todo el mundo, siempre tiene opositores, gente que no entiende y que entiende. Hay un margen de comprensión de 0 al 100%. Cada individuo, cada grupo, cada movimiento tiene que ganar su espacio dentro de esa conciencia. Necesitamos ganar credibilidad dentro de los círculos donde nos movemos. Esto lleva tiempo. En los 20 años vamos ganando. Es un proceso, un cambio cultural, no solo en Argentina, sino en todo el mundo.
- ¿El conservacionismo genera sospechas?
La conservación es un cambio de uso de la tierra y eso genera oposición. Hay muchos intereses que se quieren aprovechar o explotar tierras. El acto de cambiar la producción a conservación es político y eso arde en pasiones. Es totalmente entendible que haya choques con los productores y oposición. No es razonable, pero sí comprensible.
- Cuando se dice que usted quiere llevarse el agua de la Argentina, ¿lo afecta?
No, se dice de todo, pero ya tengo el cuero de un político [se ríe mucho]. Me están acusando de todo tipo de cosas, así que ya estoy blindado sicológicamente. A veces es tragicómico, hay que tener un buen sentido del humor y el cuero de chancho, duro y curtido.
- ¿Hoy se ríe, pero lo hizo dudar de su misión?
A veces no es tan irrisorio porque complica el trabajo, retrasa cosas, se encarece, hay demoras, cambios. Es una molestia porque estamos tratando de hacer algo por el beneficio de todos. Como ambientalista o conservacionista estoy acostumbrado a críticas de todo tipo y la falta de entendimiento de nuestro predicamento.
- ¿Pensó en algún momento irse del país si prosperaba la ley de expropiación?
Nunca tuve esa idea. Hay mucho bla bla bla en el aire. El gobierno no va a expropiar algo que está listo para ser donado. Nunca entramos en esa idea.
- ¿El Estado argentino comprendió su idea y la aceptó?
Sí. No conozco un ejemplo de un gobierno que no acepta donaciones de privados para aumentar el patrimonio nacional. No es tan difícil de comprender.
- ¿Cuántas hectáreas lleva donadas?
Del patrimonio personal hay unas 850.000.
- ¿Y qué valor tiene?
Uhhhhgggggg.. 300 millones de dólares, o 400 millones de dólares quizás. Depende de la zona. Nuestro sistema es donar a fundaciones sin fines de lucro en cada país.
- Tal vez este sea el dato en que la gente descree: que una persona invierta tanto dinero propio para donárselo al Estado.
(Mirá fijo) estamos donando a ellos, a la gente, los dueños del patrimonio nacional. Si queremos proteger la biodiversidad, la tarea más importante de la humanidad, necesitamos poner hábitat para sobrevivir y prosperar. Es factible. Nuestra fundación no aguantará más que la nación de Argentina o Chile. Entonces, ¿donde vamos a dejar estos habitats? Simplemente, en Parques Nacionales.
- Usted dijo que no es bueno que grandes extensiones de tierra estén en manos privadas. ¿Por qué?
Los ciudadanos tienen sus líderes electos y depende de ellos la presión de que cuiden los patrimonios nacionales, los Parques. Esa es la lógica. Creo en la propiedad privada, pero razonable. Cuando hay un desequilibrio entre dueños de campo con enormes extensiones de tierra, no es bueno socialmente. Cuando esto pasa, es una buena receta para la revolución. Pienso que estamos mejor sin revoluciones y tener esta realidad social y política.
- ¿Como quisiera que lo recuerden las nuevas generaciones de ambientalistas?
Como alguien que lideró el movimiento con la bandera verde por unos años. Ellos deben tener la conciencia de la importancia de proteger el medio ambiente, por delante de todos los factores como la economía, la extracción de recursos, los desechos tóxicos. Esta generación lleva un paso delante de mi generación, yo soy una anomalía (se ríe).
Uno de los parajes de las estancias de Tompkins. Foto: Fundación Tompkins
Fuente: www.lanacion.com.ar
Douglas Tompkins (Ohio, 1943) es un ecologista y empresario multimillonario estadounidense.
Fue durante mucho tiempo el dueño de la compañía de moda Esprit. En el año 1990 la vendió y decidió invertir su dinero en la protección de la naturaleza. Además de ser creador de la marca The north face en 1968. Su principal campo de acción son Argentina y Chile, aunque sus primeras actividades las realizó en Canadá. Conoció Chile en un largo viaje que emprendió con sus amigos en tiempos de la Guerra de Vietnam.
Su método consiste en comprar grandes terrenos en lugares estratégicos para la ecología (mayormente, grandes reservas de agua) y los trata de reconvertir en naturaleza virgen. Después, asegura legalmente la irreversibilidad de este procedimiento y dona las tierras a las administraciones de Parques Nacionales. La idea detrás de este procedimiento es que el humano se debe retirar de las actividades que modifican al ambiente en ese lugar específico. Junto a su esposa, Kristine Tompkins, mantiene varias reservas sobre 8100 km2 en Chile y Argentina.1 Tompkins vive gran parte de su vida en Argentina y Chile, trabajando, controlando e interactuando en su lucha por conservar lo poco que queda de los ambientes prístinos.
Tompkins nació en el estado de Ohio el 20 de marzo de 1943, hijo de un comerciante de antigüedades y decorador. Pasó los primeros años de su vida en la ciudad de Nueva York antes de que su familia se mudase a Millbrook, Nueva York. Terminó su preparatoria en la escuela Indian Mountain, en Lakeville, Connecticut, en 1957. Sus últimos años los cursó en la escuela de Pomfret en Connecticut, donde fue expulsado por diversas infracciones menores. Regresó a Millbrook, Nueva York, sin graduarse de la escuela secundaria.
Tompkins pasó los años entre 1960 y 1962 compitiendo en carreras de esquí y haciendo escalada en Colorado, Europa y América del Sur. En 1963, fundó una empresa de servicio de guías de escalada, en California.2 Fue durante este tiempo que conoció a Susie Buell, con quién más tarde se casó durante un viaje en California.
En 1964, Tompkins y su esposa Susie fundaron The North Face, empresa que despachaba por correo, equipos de escalada y de camping. En los primeros años establecieron un estándar de diseño para equipos de montañismo, mochilas y sacos de dormir, de primera calidad. Alrededor de 1966, Tompkins y un colega, diseñaron una carpa que fue de las primeras que descartaba el poste en el medio, usando en su reemplazo varillas flexibles que empujan hacia fuera. Este diseño también aumentó la fuerza de ésta, porque la forma tipo iglú evitaba que el viento las rodara. Estas carpas han sido copiadas ampliamente en todo el mundo. En 1969, Tompkins vendió The North Face para enfocarse en la filmación de viajes de aventura.
En 1968, Tompkins, su esposa Susie y una amiga llamada Jane Tise, comenzaron a vender vestidos para mujer, en un furgón VW; en 1971, el negocio pasó a llamarse 'Plain Jane,' que posteriormente se convirtió en ESPRIT.3 En 1978, las ventas alcanzaron los US$100 millones al año, y la empresa comenzó a formar alianzas en Alemania y Hong Kong. Tompkins era el director de imagen, supervisando todos los aspectos de ésta área de la empresa, mientras que su esposa era la directora de diseño. La compañía emergió como una de las marcas más populares de la época, convirtiéndose en una transnacional que operaba en 60 países. Al mismo tiempo, desarrolló una reputación como un excelente lugar de trabajo.
Tompkins estaba cada vez más preocupado por los impactos ecológicos de la industria de la moda, por lo que decidió abandonar el mundo de los negocios. En 1989, vendió su parte de la empresa norteamericana a Susie, de quien ya se había separado, poniendo la mayor parte de sus ingresos en la conservación de tierras.4 Posteriormente, en 1989 y 1994, vendió su participación en Esprit internacional.
Después de vender sus intereses en Esprit, Tompkins cambió de residencia al sur de Chile--donde había pasado mucho tiempo haciendo escalada, kayak y esquí -- para dedicarse a la conservación de tierras y al activismo medioambiental. En 1990 fundó Foundation for Deep Ecology, organización que apoya el activismo medioambiental, y en 1992 The Conservation Land Trust, dedicada a proteger áreas silvestres, principalmente en Chile y Argentina. En 1993 se casó con Kristine McDivitt y desde entonces, los dos han trabajado juntos en los proyectos de conservación.
Los esfuerzos de conservación de Tompkins se centran en la preservación de la biodiversidad y paisajes silvestres. Luego de adquirir grandes extensiones de tierra, el objetivo es transformarlas en parques nacionales, en la convicción de que esta designación gubernamental es la mejor forma de garantizar la conservación en el largo plazo.
El primer proyecto de conservación de gran envergadura de Tompkins ha sido la creación del Parque Pumalín, en la provincia de Palena, sur de Chile. Un área de 300.000 hectáreas de bosque templado lluvioso o selva valdiviana, de altas cumbres, lagos y ríos. En 1991, Douglas compró el fundo Reñihué, un campo semi - abandonado, ubicado al final del fiordo Reñihué, con la idea de proteger las 17.000 hectáreas de este bosque de la explotación. En la próximas décadas, The Conservation Land Trust añadió otras 280.000 hectáreas de terrenos aledaños para crear el Parque Pumalín. En el año 2005, el presidente Ricardo Lagos declaró esta área Santuario de la Naturaleza, una designación especial del Estado de Chile, que asegura la protección ambiental. The Conservation Land Trust donó estas tierras a la Fundación Pumalín (una fundación chilena), para su administración y desarrollo como un parque privado de acceso público.5 Mediante la implementación de infraestructura de acceso público, incluyendo senderos, zonas de camping, centros de visitantes y un restaurante, Tompkins ha buscado promover la experiencia en la naturaleza, con la esperanza de inspirar una ética ambiental más profunda en miles de visitantes al parque. Aunque el proyecto inicialmente provocó controversia — en gran parte porque este tipo de filantropía de conservación privada era previamente desconocida en Chile—el parque sigue ganando el apoyo de los lugareños y visitantes.
Al sur de Parque Pumalín, se encuentra el Parque Nacional Corcovado, el cual representa uno de los proyectos de conservación concretados por Douglas Tompkins. En 1994 The Conservation Land Trust (CLT), junto al filántropo norteamericano Peter Buckley, adquirió 208 000 ha de bosque nativo, adyacentes a una vasta áreas de tierras públicas, bajo la jurisdicción de las fuerzas armadas chilenas. CLT ofreció donar estas tierras al Estado chileno, siempre que toda la zona se convirtiera en parque nacional. En el 2005, el Presidente Ricardo Lagos aceptó esta propuesta, y nació el Parque Nacional Corcovado de cerca de 300 000 ha.
Proyecto Iberá
El proyecto Iberá es una iniciativa de conservación liderada por Doug Tompkins y CLT[2] con el objetivo de ampliar y fortalecer la protección de la reserva natural existente conocida como Esteros del Iberá, en la provincia Argentina de Corrientes. Desde 1983, la Reserva Natural de Iberá ha consistido en 553.000 hectáreas de humedales protegidos, proporcionando un hábitat seguro para una variedad de especies nativas y promoviendo una transición de una economía de explotación a una economía de conservación y ecoturismo. CLT ha adquirido 150.000 hectáreas de campos ganaderos viejos que bordean la reserva natural existente, tierras que incluyen hábitat no representados en el parque existente. El objetivo es donar estas tierras, al Gobierno argentino, para incluirlos en la reserva, creando un nuevo parque estrictamente dedicado a la conservación, que sea llamado el gran Parque de Iberá. Este nuevo parque, que sumaría 700.000 hectáreas, sería el Parque Nacional más grande en Argentina.
Además de preservar zonas prístinas, Tompkins ha trabajado en restaurar paisajes dañados y proteger especies amenazadas. La restauración ecológica ha sido un elemento fundamental de la mayoría de los proyectos de conservación de Tompkins, especialmente en las regiones de pastizales degradados de Chile.
Tompkins ha desarrollado modelos de agricultura orgánica sostenible, que mantienen la salud de los suelos y la integridad ecológica, al mismo tiempo que benefician a las familias consumidoras y apoyan la economía local. En los alrededores de Parque Pumalín, las granjas de Hornopirén, Vodudahue, Ventisquero, Pillan y Reñihué sirven tanto como modelos de agricultura ecológica a pequeña escala, como estaciones de guardaparques. Cada una de estas granjas produce una variedad de productos, como miel, frutos y vegetales orgánicos, además de ganadería ovina y bovina. En el fundo Pillán existe una instalación de extracción y envasado de miel y, que se vende bajo el nombre Pillan Organics.9 En el noreste de Argentina, Tompkins tiene empresas ganaderas en la provincia de Corrientes y granjas productoras de cereales y frutas en la provincia de Entre Ríos. Cada granja presta especial atención al desarrollo de prácticas sostenibles.
Activismo Medioambiental
A diferencia de muchos conservacionistas, Tompkins además ha sido siempre un activista. A través de Foundation for Deep Ecology (FDE), ha publicado una serie de libros activistas sobre diversos temas ambientales, como incendios forestales, la tragedia de la agricultura industrial, ganadería, y la tragedia de la silvicultura industrial. Sumado a esto, FDE tiene una larga historia en la entrega de financiamiento a través de postulaciones, para áreas como la conservación de la biodiversidad. Uno de las campañas mas famosas de Tompkins es Patagonia Sin Represas, un movimiento contra las represas planeadas de la compañia HidroAysén.
Tompkins ha sido sujeto de mucha controversia durante sus años de trabajo en Chile y Argentina. Esta se ha centrado principalmente en la impresión de que Douglas Tompkins sería un extranjero imperialista. En las regiones donde trabaja, paulatinamente ha ido ganando respeto y credibilidad, en la medida que la población ha ido conociendo sus motivaciones y forma de hacer las cosas. Alrededor del mundo, la obra de conservación medioambiental de Tompkins ha ganado muchos elogios, en el ámbito de las organizaciones ecológicas. En el 2012, el African Rainforest Conservancy honró a Douglas y su esposa Kristine con su 'New Species Award;10 en el 2007 el International Conservation Caucus Foundation concedió el premio 'Good Steward' para él y su esposa;11 en el 2008, el Alpine Club estadounidense le otorgó el Premio de David R. Brower, por su trabajo en la preservación; en el 2009, Latin Trade lo nombró 'líder ambiental del año'.12 En el año 2007, fue nombrado miembro honorario de la sociedad americana de arquitectos paisajistas, en reconocimiento a su trabajo de restauración de paisajes dañados. En el 2009 el autor de Eco Barons, Edward Humes, escribiendo sobre los soñadores, conspiradores y millonarios que están salvando nuestro planeta, utiliza a Tompkins como el primer ejemplo de este nuevo grupo de filántropos.
Hoy, Tompkins posee terrenos principalmente en tres áreas:
a) En el sur de Chile, donde hasta hace poco era dueño del Parque Pumalín (recientemente traspasado a la Fundación del mismo nombre) declarado Santuario de la Naturaleza el 2005 y del Parque Corcovado (recientemente traspasado al fisco y convertido en Parque Nacional). Todavía conserva la propiedad de varios fundos de menor extensión. Está ligado a Conservación Patagónica, institución que tiene otras 70.000 ha en la XI Región de Aysén, estancia ganadera destinada a convertirse en otro Parque Nacional (5 a 7 años) junto a las actuales reservas nacionales Lago Jeinimeni y Lago Cochrane (Tamango).
b) En el sur de Argentina, de modo indirecto, a través de Conservación Patagónica (hace poco fueron donados para convertirse en el Parque Nacional Monte León, situados en la cuenca del Río Santa Cruz);
c) En el noreste de Argentina (Esteros del Iberá, provincia de Corrientes), entre otros.
Douglas posee varias reservas privadas en Argentina y en Chile. Esta forma de conservación, como no es usual en Sudamérica genera rechazo, aunque es moneda corriente en Estados Unidos y en Europa inclusive muy bien vista por la sociedad y los gobiernos. Por ejemplo uno de sus proyectos en Argentina es evitar la extinción del Oso Hormiguero (Myrmecophaga tridactyla), realizando un complejo plan de manejo del mismo, lo mismo hace con otros animales en una estación de cría para luego reintroducirlos a los habitats dónde han desaparecido. Compra áreas erosionadas para restaurarlas y devolver su fisonomía original, una vez logrado esto comienza el trámite de donación al estado nacional. Su estilo y proceder respecto a la naturaleza ha sido tema de estudio y ejemplo en otras partes del mundo.
Fuente: www.wikipedia.org
Centro cultural Argentino de Montaña 2023