Historia · Personajes

Biografia de José Juanito Fadel

Fundó en el año 1956 el Club Amigos de la Montaña en la provincia de Salta, fue instructor de montaña, escritor, historiador y educador y un importante explorador del norte argentino

CCAM

Edición: CCAM



El profesor José Fadel nació el 16 de Octubre de 1919 en la ciudad de Salta, Rep. Argentina. Educador, deportista, escritor, Profesor de Educación Física. Enseñó Geografía durante cuarenta años en la E.E.T. N° 5139 y culminó su carrera docente como Regente de Cultura General. Fue secretario fundador del Club Amigos de la Montaña en el año 1956. Se desempeñó como Instructor de Guías de Montaña. Como montañista ascendió la mayoría de las cumbres del país incluyendo el Aconcagua, lo cual le valió recibir la Plaqueta de Plata de la Confederación Argentina de Deportes, el Medallón Dorado de la Municipalidad y el Cóndor de Oro de la Provincia de Salta.

Presentación de la segunda edición del libro "Mi Amiga la Montaña"   Foto: Marcelo Rodríguez

Presentación de la segunda edición del libro "Mi Amiga la Montaña". Foto: Marcelo Rodríguez
 


Es creador de la "Guardia Bajo las Estrellas" homenaje al Gral. Martín de Güemes en el lugar de su muerte, Cañada de la Horqueta. Este homenaje se sigue realizando desde hace más de 50 años. Creó la Comisión Permanente "Guardia Bajo las Estrellas" que impulsó declarar al Gral. Güemes Héroe Nacional, esto se logro en el año 2006. Fue secretario de la Asociación de Intercambio Cultural Tarija - Salta. Miembro fundador de Sociedad Natura Salta. Miembro de la Junta de Clasificación y Disciplina de las escuelas técnicas de Salta, entre 1985 y 1987. Miembro de la Sociedad Argentina de Escritores, filial Salta. Fue miembro del Instituto Güemesiano de Salta, entidad en la cual actuó como Académico durante el Primer Congreso Nacional Argentino "Güemes Héroe Nacional" que culminó con la histórica proclamación del prócer.

Dedicó su vida a dictar conferencias culturales y educativas en su provincia, entre ellos FM San Gabriel de la Universidad Católica de Salta y Canal 11.

Es autor de las siguientes obras:

- MI AMIGA LA MONTAÑA
- LAS TRES INCÓGNITAS
- LA GUARDIA BAJO LAS ESTRELLAS, SU HISTORIA
- OBSERVACIÓN GEOGRÁFICA SOBRE EL TERRENO
- UNA VUELTA POR LOS VALLES CALCHAQUÍES Y VALLE DE LERMA
- SALVATAJE
- LA SELVA ENCANTADA
- La revista BARITU

Lo que puede el espíritu

Siempre habrá una montaña más alta
Una inquietud superior
Un horizonte más amplio
Esa montaña es la montaña del Espíritu
Sin El nunca los hombres hubieran logrado tantas conquistas
En el orden científico, cultural, artístico,
hubieran quedado sin descubrir muchas tierras
sin explicar muchos fenómenos
sin entender los designios de la vida
Esa llama, el espíritu la esencia de nuestro ser
que siempre se mantendrá viva
para gloria del género humano.

                                                                    Prof. José Fadel

Profesor José Fadel. Foto: Christian Vitry

Profesor José Fadel. Foto: Christian Vitry


Falleció José Juanito Fadel

Lamentamos comunicarles que el dia 19-09 falleció Juanito Fadel socio fundador del Club Amigos de la Montaña. Al termino de la reunion de comision del día lunes nos acercamos varios miembros al velorio y al dia siguiente el resto a presentar nuestros respetos.Muchos de nosotros lo conocimos cuando ya no estaba en actividad y pudimos disfrutar de charlas con él.

Pero Rodolfo Ramos Cointte y Enrique Pantaleón lo conocieron en profundidad hace años, cuando ellos tenian unos 20 años y Juanito rondaba los cuarenta, nos deleitaron contandonos anecdotas hermosas como cuando tenian tenian un programa de radio y participaban del mismo Patricia Aguilar de Pantaleon, Enrique Pantaleon, Rodolfo RamosCointte y Juanito, ellos cuentan que no preparaban nada pero sin embargo terminaban hablando todo el programa.

Aca les dejamos unas palabras escritas por Enrique Pantaleon:

JOSE JUANITO FADEL

Acabo de recibir la noticia que esperaba hace tiempo; pero a su vez no la quería escuchar murió Fadel.

Solo dos palabras que me dicen tanto y me hacen retroceder en el tiempo; llevándome a mis inicios en el montañismo a principios de la década del 60. Época donde este deporte era menos conocido que hoy. Fui alumno de la Escuela Técnica Nª 32 (Caseros 1615) donde Juanito era pluriprofe de variadas materias.

No debo olvidar los momentos pasados en distintas montañas; situaciones risibles y no tanto.

Lo conocí de soltero; vi nacer y crecer a su familia, compartimos ilusiones, viajes, ideas y amistad por muchos años. Por disparidad de criterios y conducción del Club Amigos de la montaña, nuestro querido club, me tuve que ir.

Nos seguimos viendo y a veces charlamos de montaña, nuestra razón de ser. No solo compartimos montañas, vienen a mi recuerdo las noches en la confitería Singarella, Urquiza y Florida, hoy una zapatillería, donde alrededor de una mesa con sendos cafés, desgranábamos poesía, filosofía o alguna típica charla de café, junto a Juan Ahuerma, un bohemio de ley, que le contestó a Sor Juana Inés de la Cruz, también en redondillas eso de hombres necios que acusáis a la mujer.... También le escribió un poema a Tomás Vizcarra un pionero de la zona del Crestón, allí en Metán, siendo nosotros los encargados de dejarlo en su cumbre.

Campamento al pie del Nevado de Acay. Foto: Del Libro Mi amiga la Montaña

Campamento al pie del Nevado de Acay. Foto: Del Libro Mi amiga la Montaña


También en Metán fue que la policía nos llevó junto a Josito Pintado, para participar de la búsqueda de Billy Fairust.
Terminamos presos por haber movido el cadáver que estaba bajo la jurisdicción de un juez. O esa vez que no se por que se nos ocurrió ir de noche al cerro San Lorenzo.

Juanito se comprometió a llevar a los niños al circo en función nocturna, temprano no tenían tiempo, dichos niños ya son padres, primero fue el circo, después fue ir a la casa, cambiarse y partir, a la madrugada nos encontramos en la senda del San Lorenzo.

La espera no fue un martirio ya que con Buby Juarez Fadel (su sobrino) charlamos y escuchamos la vida del monte en una fría y oscura noche invernal.

Antes a la montaña se la vivía de manera diferente. Me acuerdo verlo con el saco de profe colgado de la mochila sin armazón con forma de pera, caminando por los senderos de los cerros de excursionismo, con sus negros zapatos domingueros a tranco largo y con el balanceo de los brazos, igual que cuando enseñaba educación física o nos hacía cantar canciones montañesas, como buen profe de canto.

De golpe se paraba a descansar. La disimulaba muy bien, aprovechando para darnos una clase de historia o geografía, entre resuello y resuello, de lo que nos salvábamos era de educación democrática y lengua, que no tenía en la naturaleza mucho argumento.

Sus libros Mi amiga la montaña, las tres incógnitas y el de Baritú, nos pintan de cuerpo entero su bonhomía, hombre decidor de largas y floreadas descripciones, sabedor de su sortilegio ante el auditorio, el cual lo aprovechaba con su alud de cuentos, hechos y anécdotas.

Al llegar a un lugar poblado, donde teníamos que tomar el ómnibus de regreso, se ponía el saco, luego de asearse y peinarse, de un bolsillo sacaba un trapito, con el cual limpiaba los zapatos, del otro bolsillo salía la corbata y subía al ómnibus con la mochila colgado de un solo hombro. ¿Nosotros? ¡Una desgracia!!!!! No hacía falta rimbombantes equipos, ni estar avalados por marcas ganadoras.

Si hacía falta esa naturalidad y ganas de hacer las cosas, se estudiaba el terreno de la montaña, vías de acceso, historia, clima, geografía, si fue alguien antes y recién se salía.

Como los anteriores aventureros, se tenía sed y hambre de aventura, por ello la cantidad de libros sobre el tema.
Formaron una buena cordada de tres, entre el gruñón de Luis P. Madeo que cuando se reía lo hacía con ganas.

El siempre ameno gordo Pablo García, carpintero de profesión; ante cada viaje al Crestón juntaba a la changada para advertirles que si por una de esas casualidades de la vida, llegasen a encontrar el tesoro, el 50% era suyo porque lo buscó antes.

Una vez entró en una de las tantas cuevas de las inmediación de la cumbre, formadas por enormes rocas que al apoyarse unas contra otras forman cuevas y pasadizos, no bien entro se escuchón un espeluznante alarido.

Tapa del Libro Mi Amiga La Montaña de José Fadel, 1978

Tapa del Libro Mi Amiga La Montaña de José Fadel, 1978


Viendo correr a García en una dirección y en sentido contrario a una despavorida taruca; un cervatillo en extinción; que lo vio a los ojos en medio de la oscuridad.

A los viajes o expediciones llevaba vino común para el camino y una botella de ¾ para la cumbre. Victor Savoy Uriburu, Dorval Ortiz, Manu Guerra, Melendez. Miguel A. Salom, Emilio Canova, El petizo Córdoba, Los Salim, El negro Bravo, el jujeño Solana y tantos otros amigos que salieron o compartieron la montaña.

Ahora tu espíritu debe andar borrando tus huellas por los senderos, roquedales y abras para irse a descansar en paz. Según la leyenda de nuestros pobladores, a quienes conocías muy bien. A pesar de tener sangre árabe, más te tiraba la sangre materna. Últimamente me resistía a verte, quería tenerte en el recuerdo así, vital, activo, amante de la naturaleza.

Con tu partida el montañismo salteño pierde parte de su historia y el Club Amigos de la montaña pierde a su puntal que desde su fundación estuvo apuntalándolo en todo momento, siendo casi su eterno secretario.

Chau Juanito

                                                                    Pantaleón Enrique
                                                                    Vice predidente del Club De montaña Janajman


"Juanito"

En Setiembre se fue José “Juanito” Fadel, legendario montañista salteño. Autor del libro “Mi Amiga la Montaña”, casi una Biblia de los montañistas andará ahora por alguna nube cumbrera de sus queridas montañas.

Empecé a conocer acerca de este personaje cuando viví en Salta, desde fines del año 1993. Precisamente, en aquel entonces desembarqué en aquella provincia norteña y estube un tiempo en instalaciones del club Amigos de la Montaña, en el altillo de su sede de calle San Luis, recuerdo aquellos días como “los buenos tiempos del CAM”.

José Juanito Fadel, Salta

José Juanito Fadel, Salta
 


Aquel altillo era un lugar bastante especial. Se accedía por una escalerita de madera, desde la sede propiamente dicha. Y allí, en aquel espacio estaban algunos bártulos del CAM, entre ellos el esqueleto-armazón del muñeco que se vestía de montañista en alguna exposición montañera. Lo otro que recuerdo de ese altillo es el espantoso calor que se acumulaba en días soleados de verano, gracias a su techo de chapa crujiente: tanto era el calor que alguna vez escribí irónicamente que si el polo de calor de Sudamérica estaba en Rivadavia (Pcia. de Salta) era porque no se había considerado a ese altillo del CAM en cualquier tarde calurosa…

En aquellos días, pasaba largas horas hojeando material bibliográfico de la biblioteca del CAM, esas grandes carpetas con registro de expediciones, relatos, fotos, croquis, mapas y demás. En esos días de aprendizaje fui conociendo la figura de “Juanito” Fadel, prócer de aquel montañismo romántico de tiempos históricos.

Después lo vi personalmente en otras ocasiones, alguna charla, curso, o celebración, siempre “Juanito” con su presencia y su estampa, su prolijo discurso y oratoria, sus enseñanzas y anécdotas. Tal como se refleja en sus libros, porque traspasó el papel de fuerte escalador, para agregarle a eso la capacidad de apreciar el sustrato del paisaje y sus habitantes, las gentes de la montaña a quien siempre respetó y admiró.

En estos tiempos, donde las nuevas corrientes de pensamiento nos invaden, es bueno tener algunas referencias para no caer en confusiones. El montañismo es un reflejo de la sociedad. En esta actualidad de auge mediático, de tecnología al alcance de las masas (y de un montañismo más difundido y accesible) conviene valorar a los pioneros como “Juanito”.

En la zona cumbrera del Cerro Crestón a 3.000 mts, Catamarca. Foto: Cesar Llanos, del libro Mi Amiga la Montaña

En la zona cumbrera del Cerro Crestón a 3.000 mts, Catamarca. Foto: Cesar Llanos, del libro Mi Amiga la Montaña

 

El impresionante diente de la cumbre del Cerro Crestón elevandose por encima del mar de nubes. Foto: Del libro Mi Amiga la Montaña

El impresionante diente de la cumbre del Cerro Crestón elevandose por encima del mar de nubes.
Foto: Del libro Mi Amiga la Montaña


En las Serranías de Lesser (cerca de San Lorenzo) un cerro de unos 2600 metros, lleva el nombre de Fadel. Alguna vez, allá por el año 2002 lo ascendimos con gente de un curso de montañismo. Era una de las salidas de excursionismo para ese grupo, donde había mayoría de gente joven que empezaba a conocer esta actividad montañera. 

Las nuevas generaciones, los que nacieron del ´90 para acá,  son un derivado de tiempos de cambio, han crecido entre nuevas ideologías “progre” que entrechocan con paradigmas tradicionales. Estamos en esta actualidad vertiginosa, invadida por inseguridad, desconfianza y algunos otros vicios. Los montañistas jóvenes han crecido en la era de los “reallitys shows”. Estos jóvenes deberían mirar un poco hacia el pasado, aquel montañismo pionero, que requería mucho esfuerzo e idealismo. Era aquel el montañismo de los códigos irrenunciables de la montaña, solidaridad y respeto (códigos que en general también llevan los habitantes de los cerros, esos que yo considero los primeros montañistas). Si se pierde eso, posiblemente vamos por el camino equivocado.

“Las cosas comienzan de alguna manera”:

Así empieza el libro “Mi Amiga la Montaña”. Con su relato de una expedición al Cerro Crestón. Luego continúan sus relatos de aventuras en el Acay, Castillo, Cachi, Chañi, Llullaillaco, Aconcagua, Famatina y tantas otras montañas. De una expedición al Aconquija desde el lado catamarqueño, (por el Campo del Arenal), son los párrafos que siguen. Así escribía "Juanito", así reflejaba sus vivencias en las montañas. Llegar a una cumbre o hacer récords de cantidad o tiempo en una ascensión lo puede hacer cualquier persona entrenada. Pero entrenarse en ver más allá de la superficialidad, llegar a la esencia del paisaje montañés y sus habitantes, sus historias, leyendas, la mística, eso lo alcanzan algunos pocos.

Naturales de la zona del Nevado de Acay. Sus rasgos acusan una marcada similitud con los habitantes de Mongolia. Foto: Del Libro Mi amiga la Montaña, José Fadel

Naturales de la zona del Nevado de Acay. Sus rasgos acusan una marcada similitud
con los habitantes de Mongolia. Foto: Del Libro Mi amiga la Montaña

 

Naturales de la zona del Nevado de Acay. Sus rasgos acusan una marcada similitud con los habitantes de Mongolia. Foto: Del Libro Mi amiga la Montaña, José Fadel

Naturales de la zona del Nevado de Acay. Sus rasgos acusan una marcada similitud
con los habitantes de Mongolia. Foto: Del Libro Mi amiga la Montaña


Decía en su libro, Mi Amiga la Montaña…

Sería injusto si callara respecto a las atenciones de que fuimos objeto por parte de los ancianos catamarqueños. Nos atendieron como a hijos, o como a príncipes y cualquier cosa que nosotros hayamos hecho para devolver sus atenciones no alcanzan a igualar tan abierta hospitalidad. Para no desairarlos tuvimos que dormir en la única cama de este hogar campesino, un gran catre de madera de cardón y elástico de gruesos tientos de cuero. Ellos se acomodaron en el suelo, en mullidos cueros de oveja. La alegría de tenernos en su rancho era tan grande, como nuestro apuro por seguir adelante. La primera noche les ayudamos a regar su sementera. Nos contó el viejo que en esa zona, por falta de agua, el riego se realiza por turno. A ellos les tocaba esa noche y tenían que aprovecharlo al máximo.

Recién al segundo día el viejito nos consiguió un burro y un guía para que nos acompañase a través del Arenal. Estábamos salvados!.

Hasta nos hicieron una despedida. El único zapallito cipinco que había en los cercos fue a parar a la sopa que nos ofrecieron. Este último gesto terminó por conmovernos, sabedores de la estrechez en que vivían estos venerables ancianos.

Cuando nos despedimos, nuestras palabras no estuvieron exentas de la emoción, porque veíamos en ellos no solamente a dos ancianos buenos, sino a los nobles descendientes de la raza que todavía conservan incólumes sus mejores atributos: la fraternidad hecha calor humano y hecha amor.

Un abrazo sin palabras fue la despedida. Le dimos la espalda y nos internamos en el Arenal".

Un alto en el camino a 2.500 mts. Alto Calilegua se recorta en la meseta del fondo. Foto: Del Libro Mi amiga la Montaña

Un alto en el camino a 2.500 mts. Alto Calilegua se recorta en la meseta del fondo.
Foto: Del Libro Mi amiga la Montaña

 

Quebrada del Toro, Salta. Foto: Del Libro Mi amiga la Montaña

Quebrada del Toro, Salta.Foto: Del Libro Mi amiga la Montaña


“Las cosas deberían continuar de alguna manera”

Podríamos retomar su frase.

Sugiero tener las enseñanzas de “Juanito” Fadel de referencia, al momento de continuar con la experiencia de hacer montaña.

Santiago Rocha                                 


Despedida del Club Amigos de la Montaña

Se fue Juanito...su alma soltó su cuerpo sólo para volver a donde siempre perteneció, a la Montaña,  ese amor casi incomprensible, entre un hombre y la tierra, que le dio sentido a su vida. Vida vivida con causa y por ende con efecto. Su espíritu aquí queda, en cada cerro que subió, en cada amigo que a ella llevo, en cada relato, en cada escrito....en el CLUB, su amado club..! y en el corazón de quienes lo conocimos, y tuvimos el privilegio de disfrutarlo! Que mejor manera de recordarlo con este escrito, hecho para conmemorar su 90 aniversario!!

Adiós Juanito! Adiós Profe..!! Buena Cumbre ahí en el cielo, sabemos que te están esperando!

El 16 de Octubre de 1919 nacía Juanito Fadel, el viernes pasado cumplió 90 años, la gran parte de los mismos dedicados a la montaña; pionero si los hubo en nuestra actividad, la cual no por casualidad contemporáneamente repartió con la docencia (Prof. de Educación Física, Geografía y Regente de Cultura Gral. de la provincia), ya que no solo se dedicó a enseñar en los claustros de la Escuela Técnica sino también en la montaña y en la vida. Socio fundador del Club Amigos de la Montaña que con sus ejemplares actitudes nos ha marcado a muchos de nosotros en diferentes aspectos.

José Juanito Fadel junto a su esposa durante la presentación de su libro "Mi Amiga La Montaña"

José Juanito Fadel junto a su esposa durante la presentación de su libro "Mi Amiga La Montaña"


Escuchar una charla o clase de Juanito en el ámbito del Club, era viajar con la imaginación a disímiles lugares de nuestra tierra, andador incansable de Salta y Provincias vecinas, explorador de la Puna; ¿cuantos cerros y volcanes habremos ascendido imaginariamente con Juanito?, si cada vez que contaba una anécdota o hacía referencia a sus expediciones, viajábamos a los salares, sentíamos el frío viento blanco con la precariedad de sus antiguos equipos, dado el realismo poético que pone en cada relato.

Recuerdo hace más de quince años atrás, en una de sus últimas caminatas con el Club, fuimos a la "Cascada Escondida" en la Quebrada de Escoipe, luego de saludarse afectuosamente con el Sr. Umacata, dueño de aquella finca y quien al verlo a Juanito nos permitió generosamente el ingreso a su propiedad; emprendimos la marcha y a poco de andar perdimos la huella, era ya verano y el pasto estaba bastante crecido, varios de los mejores montañistas que tenía el Club buscaban retomar la misma; Juanito, en dirección absolutamente contraria hacia donde todos rumbeaban, pegó el grito "es por aquí", todos lo mirarmos sorprendidos y con alegre resignación comprendimos que inevitablemente era él quien iba a encontrarla.

Cuantas montañas Juanito !, Cuantos caminos recorridos, gente y personajes conocidos !, y Fundamentalmente cuanta enseñanza volcada en tanta gente !!!!. Todo plasmado en esa hermosa obra que es su libro "Mi Amiga La Montaña".

El sábado pasado, habiendo subido "el elefante" con el curso de niños, Victor H. Guaymas recordó su cumpleaños y entonces desde esa cumbre lo llamamos a su casa para felicitarlo, los chicos le cantaron el Feliz Cumpleaños, Juanito se emocionó mucho (lo cual nos emocionó a todos...) y me dijo con su voz poética y de arrastrado acento salteño: "Que Lindo...!, que lindo..., Muchas Gracias !, mi Feliz Cumpleaños en una montaña y cantado por esos jóvenes y noveles montañistas. Que más puedo pedir ?!!!"

Salud Juanito ! y aunque ya lo haya alcanzado a Matusalen con sus años (eso me dijo por teléfono...), Vamos por otros 90 más...!!!!! y Gracias por Todo.

Carlo Clerici                                   

José Juanito Fadel en la presentación de su libro "Mi Amiga la Montaña", Salta

José Juanito Fadel en la presentación de su libro "Mi Amiga la Montaña", Salta


A JUANITO FADEL

Porque en tus ojos contemplo
la mansedumbre del tiempo.
Porque en tu mano presiento  
la fuerza que forjó las abras.
Porque tu voz me recuerda
el retumbar de las aguas.
Porque tu huella es la senda
que hoy recorro en silencio.

Porque en tus sienes conservas
las nieves del viento blanco.
Porque en el alma sos brasa
de tola seca y yareta.
Y fuiste en la cumbre apacheta
y en los sayales guanaco...

Porque tu vida es ejemplo y hazaña Juanito,
Juanito sos la MONTAÑA.

                                                                                       Alejandro Hernández

Prof. José Juanito Fadel firmando un autógrafo en su libro "Mi Amiga la Montaña"

Prof. José Juanito Fadel firmando un autógrafo en su libro "Mi Amiga la Montaña"
 


JUANITO

Juanito tiene la mirada clara,
como esas mañanas en la montaña después de la tormenta,
cielo limpio y diáfano; eso y más reflejan los ojos de Juanito.
Tantos cerros vistos, cientos de filos caminados, miles de lugares recorridos;
todo en esas pupilas brillantes que los años hacen titilar aún más,
invitando a mirarlas y a través de ellas ver y conocer las cumbres de la Argentina.

Templanza y disciplina espartana para entrenar,
bañarse en agua helada en invierno, sol inclemente en la siesta de verano,
trepar árboles ejercitando los músculos, beber y comer poco,
cargar mucho peso, caminar y caminar...
Entrenamiento de un legionario casi, ¡ o más !,
teniendo como sombra solo la del cóndor de los andes que vuela sobre él.

Y en todo ello acompañado de amigos,
sus legendarios compañeros Madeo, García, Cortéz, ¿y cuantos más?.
Confiando su vida a los demás integrantes de la cordada,
codo a codo, hombro con hombro,
para luego en el descanso reparador
compartir el sueño en la calidez de la carpa.
Pioneros de la montaña y de la amistad fraterna forjada en ella.

¡ Profesor Fadel !,
¿como no enseñar la geografía de la Provincia?,
si recorrió su Salta palmo a palmo, del llano a la montaña,
de la selva a los salares y con la Puna en sus entrañas.
¡ Si habrá enseñado Juanito !, haciendo vibrar a los alumnos
que recibían una clase de geografía en la poesía de sus palabras,
matizadas con sus viejas diapositivas:
el burro muerto parado en la puna, las vacas también muertas hace un siglo
pero que pareciera que fuera ayer; y en cada foto una historia.

Tantos personajes conocidos en sus innumerables recorridas,
gauchos, aborígenes, puesteros; todos con las marcas de la naturaleza,
el rostro curtido por el frío y la misma mirada que él,
la que los marca, los identifica y los distingue: hombres de su tierra.

¿Cuantas enseñanzas Juanito?, en las aulas de la Escuela Técnica,
en el altillo del Club, conferenciando en los museos y salas culturales.
Fundamentalmente caminando, mostrando la huella, enseñando el camino.
Maestro de Vida; y todo resumido en sus libros.
Mi Amiga la Montaña, ¡ manual de montaña si los hay !.

¿Cuantos años ha cumplido Juanito?, dicen que más de noventa...,
por ahí ya casi como la Pachamama, un poquito menos tal vez...,
pero de tanto andarla ella ya lo acompaña...y lo mira...
y ve esto y más reflejado en su mirada.

                                                                                                                        Carlo Clerici

Prof. José Juanito Fadel junto a una de sus alumnas. Foto: www.portaldesalta.gov.ar


La conquista del misterioso pico “El Pilorco”, en las Cumbres del Castillejo

 

Medio siglo atrás, cinco changos del Club Amigos de la Montaña ( Pantaleón, Fadel, Méndez, Baldiviezo y Lozano) resolvieron ir por “El Pilorco”, uno de los picos de las Cumbres del Castillejo, límite entre Cerrillos y Capital. Uno de los incentivo para hacer la expedición fueron las leyendas e historias que habían del cerro “El Pilorco”. Decían que por esas cumbres los españoles habían escondido cargas de oro. Según datos, una caravana española que transportaba metales preciosos fue atacada y diezmada a la altura del cerro “El Pilorco” (2.200 m). El hecho es que los integrantes de aquella caravana española, alertados del ataque, escondieron su rico cargamento pero luego perecieron en el lugar que hoy se conoce como “Matancillas”. A partir de entonces, muchos fueron los que se dedicaron a buscar la fabulosa carga a través de numerosas exploraciones. El tiempo, por su parte, también se ocupó de tejer las más variadas leyendas. Mucha gente habló de derroteros, caminos y señales indígenas dejadas en peñas con dibujos de serpientes; de la famosa “ollada” del lado de La Troja; del pozo sin fondo en Sancha (arriba de Calvimonte); de las siete puertas que se divisan en “Matancillas”, y otros relatos de cosas que se vieron o se sintieron. 

LAS RUTAS

Fue el fotógrafo Giménez -amante de la cacería de guaipos y que había llegado varias veces hasta los pies de El Pilorco- quien ilustró a los montañistas sobre las posibles rutas de acceso al cerro. Dijo por ejemplo: “Se puede llegar por “Matancillas”, por La Troja y por Sancha. Si es por La Troja, se desemboca en un bosque de pino y cañas que parece una jungla y allí una vez se me apareció un león (puma)

Por el lado sur (Sancha) es inaccesible, es un lugar impresionante, misterioso pero divino. Por allí está la famosa quebrada del Silencio. Ahí hay toda clases de alimañas: víboras, arañas, leones...”. 

El hecho es que toda esta información terminó de convencer a los del Club Amigos de la Montaña, que debían realizar la expedición por Matancillas. Es decir, por San Agustín (Cerrillos), buscando siempre el objetivo deportivo de hacer cumbre en aquel misterioso cerro del Castillejos. 

Operativo observación

Ya convencidos de llevar adelante la expedición, en octubre de 1969, el grupo destacó tres adelantados para que estudiaran el acceso elegido para hacer cima en El Pilorco. Los destacados fueron los hermanos Méndez (no se consignan nombres), quienes en tres días llegaron hasta el Abra (2.000m), ascendieron el cerro Cóndor Huasi (Casa del Cóndor) y regresaron con la información necesaria para iniciar la expedición en enero.

Libro Las Tres Incógnitas de Juanito Fadel. Foto: Facebook Fundación Profesor José Fadel


“EL CANTO DEL GALLO Y LAS CAMPANAS DE LAS 12”

“Juanito” José Fadel, un histórico del Club Amigos de la Montaña, contó así la conquista de El Pilorco: “El 17 de enero de 1970 los muchachos del Club Amigos de la Montaña partimos desde el pueblito de San Agustín (Cerrillos). A seis kilómetros cruzamos sin problemas el río Arias que por entonces estaba crecido. Ya en la otra banda seguimos a Rumical, donde hablamos con un lugareño de apellido Peñaloza. Él nos dijo: ‘Conozco bien la zona pero lo que más me llama la atención es el Abra del Pilorco. Allí a las doce en punto se escucha clarito el canto del gallo y una campana. Lo escuché varias veces”, concluyó Peñaloza. 

Luego seguimos camino y pasamos por San Simón, Arroyo Seco bordeando el contrafuerte del Cóndor Huasi. Por ahí, el acceso ya era muy lerdo, incluso hay que abrirse camino a machetazos”. 

Flora y fauna 

“Al mediodía -sigue Fadel- el monte ya era bajo y cerrado: churquis, talas, garabatos, tiatines, uñas de tigre y una gran variedad de cactáceas que formaban una maraña. El suelo, arenoso y tibio, con hormigas y ciempiés por todas partes. También iguanas y lagartijas inquietas. A las 14 llegamos a Cardonal, a las 17 al Ceibo, a las 19 encontramos agua en la cabecera de un arroyo y a las 21 acampamos cerca del rancho de don Ramón (1.600). Hablamos con él y preguntamos sobre El Pilorco. Nos dijo: ‘Debe ser un cerro rico por tantas cosas que pasan; viene gente a investigarlo, pero es difícil subirlo. Se desmorona, se tapa de nubes, se escuchan truenos y caen piedras’”.

Libro Baritu, La selva encantada, de Juanito Fadel. Foto: Facebook Fundación Profesor José Fadel

 

Libro La Guardia Bajo las Estrellas, de Juanito Fadel. Foto: Facebook Fundación Profesor José Fadel


EL ASALTO FINAL, ENTRE CUMBRES Y ABISMOS

Ya en la cima, a los montañistas los sobrevoló una decena de cóndores

“El sábado 18, Lozano se quedó en la carpa por no estar bien. Llevamos las bolsas de dormir por si hacíamos noche. A las 8 nos acercamos al Abra del Cóndor (1.800m), y en una mesetita, al lado de unos pinos nos dimos con un ranchito. Era de don Juan Herrera, criador de ovejas. Nos presentamos y en seguida somos amigos. Nos cuenta del león y del sacha tigre que le comen las ovejas y de la abundancia de yararás. No sabe de tesoros pero nos indica el camino. El objetivo es alcanzar el abra, una pared de 150 metros, rocosa y empinada, cubierta de un espeso pasto amarillo.

Nos despedimos y don Juan nos dice: ‘Fue un gusto conocerlos, hijos...Vayan con Dios’. Y a la distancia nos recomienda: ‘Cuidado... en esas rocas hay yararás’. 

En una hora llegamos al Abra (1.800 m), y a las 12 no escuchamos ni el gallo ni las campanas. Seguimos por el filo con El Pilorco a un kilómetro, pero con más de cinco cumbres por delante. Seguimos entre abismos impresionantes a ambos lados. Por fin, a las 14 hicimos cumbre en el El Pilorco (2.200 m). Arriba soplaba un viento fuerte y de un lado podíamos ver La Troja (este) y del otro, la finca de Sancha. Había precipicios por todas partes y el que caía al sur debía tener unos 150 metros. Alegres nos abrazamos y dejamos nuestros testimonios en una botella, y a poco llegaron los cóndores. Iniciamos el regreso al alba del domingo 19 de enero. A las 14 cruzamos el Arenales y a las 16 ya estábamos en San Agustín con las mochilas llenas de algarrobas, único y preciado botín de la incursión a El Pilorco”, concluye, “Juanito” Fadel.

Libro Mi Amiga la Montaña segunda edición, de Juanito Fadel. Foto: Facebook Fundación Profesor José Fadel


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