La Astronomía es una ciencia que sorprende al hombre desde la noche de los tiempos ya que nos permite el poder develar mediante la observación y nuestra curiosidad lo que el cielo nocturno con su cortina de estrellas nos cuenta de la historia del cosmos atemporal
«El cosmos es todo lo que es, todo lo que fue y todo lo que será. Nuestras más ligeras contemplaciones del cosmos nos hacen estremecer: sentimos como un cosquilleo nos llena los nervios, una voz muda, una ligera sensación como de un recuerdo lejano o como si cayéramos desde gran altura. Sabemos que nos aproximamos al más grande de los misterios.» Carl Sagan
Hablemos de astronomía. ¿Por qué nos quedamos boquiabiertos cada vez que hay un fenómeno extraordinario como una luna roja, un eclipse o simplemente al ver un cielo estrellado? Los que tenemos la oportunidad de salir de la ciudad y su contaminación visual tenemos el lujo de encontrarnos ante fenómenos únicos, pero la mayoría de las veces, además de asombrarnos, nos llena de preguntas y desafía nuestra comprensión.
Uno de los aspectos más fascinantes de la astronomía es que nos permite mirar al pasado, observamos fenómenos que quizás se extinguieron hace millones de años, pero por la enorme distancia que nos separa todavía podemos ser testigos de ellos.
La astronomía es una ciencia que se basa en la observación y una curiosidad que tiene es que su estudio se apoya en otras ramas de la ciencia, las cuales se originaron en ella, es como un círculo vicioso de conocimiento. Nos referimos a la física, la matemática, química, biología, geofísica, meteorología, diversas ingenierías, ecología, arqueología, filosofía, e incluso la religión.
Dato curioso: hoy en día se le está prestando más atención por los avances en la astrominería, es decir que se intenta extraer minerales de asteroides o cuerpos celestes para su explotación con distintos fines.
Las civilizaciones antiguas empezaron a estudiar la bóveda celeste cuando entendieron que las fases de la luna afectaban las mareas y el comportamiento de los animales, y que ciertas constelaciones marcaban las estaciones (se crearon calendarios), o podían servir para orientación. Es decir, le dieron un sentido práctico al fenómeno natural y comenzaron a analizarlas. ¿Pero de qué nos sirve hoy en día saber de astronomía cuando contamos con equipos muy avanzados? La respuesta es simple, como diría Tusam “puede fallar”.
Pero, para no entrar en detalle de lo que descubrió cada pueblo vamos a resumir en que la astronomía impulsó avances tecnológicos, económicos y sociales. Impulsando la creación de instrumentos, códices informáticos y áreas más específicas de estudio. Podemos afirmar, que la vida moderna como la conocemos con celulares, GPS, wifi, paneles solares, resonancias magnéticas, etc. no existirían si alguien no se hubiese hecho la pregunta: ¿qué pasa ahí arriba con esas cositas que brillan?
Existen fenómenos que afortunadamente se pueden observar a ojo desnudo, es decir, sin ningún tipo de equipo. Saber esto es sumamente útil para cuando no queremos cargar con equipo pesado o simplemente no lo llevamos porque no lo habíamos planificado. Por supuesto que cuanto más especializado es el equipo más sorprende es la experiencia, pero la ausencia de instrumentos no es un limitante, solo hay que saber ver y entrenar el ojo.
Primero que nada, hay que tener en cuenta que para poder aprovechar mejor la experiencia siempre es conveniente evitar la contaminación lumínica. Pero un detalle no menor es: qué hacemos momentos antes de la observación. Por ejemplo, hacer un asado, u observar por largo tiempo una fogata puede llegar a irritar la vista y estropear la experiencia. Si inevitablemente tenemos que cuidar un fuego, dejar pasar un tiempo antes de la observación o usar gotas para rehidratar los ojos, puede resultar buena idea.
De más está decir que si se quiere observar eventos que suceden entrada la noche, como un eclipse, es importante planificar la actividad para que la falta de sueño no afecte la travesía, parece una obviedad, pero la falta de planificación es el principal factor por el cual no se disfrutan estas experiencias o nos quedamos con el mal trago de habernos perdido la oportunidad de presenciar un evento único que se repetirá dentro de 80 años.
También es buena idea contar con abrigo (ya que se va a estar al aire libre mucho tiempo) y reposera o una manta sobre la que recostarse y esperar al evento de una manera cómoda. No viene nada mal unos mates calentitos o una taza de café, para hacer la experiencia más acogedora. La calma y el confort nos permitirá prestar más atención a los fenómenos de la bóveda celeste.
Pero volviendo al tema, ¿qué se puede observar a ojo desnudo? Por empezar apreciar las fases de la luna, lluvia de estrellas, estrellas fugaces, algunos planetas (Venus, Marte o Saturno, suelen posicionarse de manera destacada en cierta época del año), incluso se pueden llegar a identificar ciertas nebulosas.
Cuanto más alto vamos, más nebulosas y eventos extraordinarios se pueden apreciar. Por ejemplo, recuerdo haber visto con una claridad impresionante las nebulosas de Magallanes desde el Aconcagua; eran tantas las estrellas y la variedad de colores que se podían apreciar que consideramos la opción de hacer vivac, pero el frío nos recordó que lo mejor era mantenernos al abrigo de la carpa.
Lo hermoso que tiene la observación directa es que es una manera pura de conectarnos con el cosmos, es como lo hacían nuestros antepasados antes de la invención de los telescopios u otros equipos especiales. Tiene ese carácter primitivo que nos enraíza más con lo natural. Este es el comienzo del viaje, una buena experiencia al natural nos empuja a querer subir al siguiente nivel y tratar de conseguir binoculares para observar más detalles.
En cambio, hay otros fenómenos que no son tan evidentes y se precisa de equipos simples para su observación. Los binoculares son un elemento excelente para dar ese segundo paso y poder apreciar con más detalles fenómenos. Por ejemplo, a ojo desnudo se pueden ver fácilmente las Pléyades o el cinturón de Orión. Pero con los binoculares, se llega a contar con claridad la cantidad de estrellas que conforman las Pléyades y en el cinturón de Orión (también conocido como las Tres Marías) se puede ver que una de las estrellas está borrosa, y eso es porque es una nebulosa. ¡Bum! Te vuela la cabeza porque hasta hace dos segundos eran tres estrellas y ahora aparece una “nube de estrellas”.
¿Qué hay que tener en cuenta para comprar unos binoculares?
Desafortunadamente, hay eventos aún más fascinantes y para su observación es imprescindible contar con equipo especializado. Por este motivo, acentuamos la importancia de la planificación del viaje. Comprar un telescopio es un compromiso muy grande por eso es importante pensar bien para qué se va a usar y en qué condiciones, porque hay una gran variedad de pesos, precios, tamaños y esto influye en lo que permiten observar. Cuanto más grandes son los lentes mayor luz pueden recolectar de los astros ofreciendo imágenes más brillantes y detalladas. Un telescopio para uso general debe tener un diámetro mínimo del orden de los 100 mm si es reflector, y de 60 a 80 mm si es refractor.
Cuando queremos incorporar los telescopios a la observación es básico tener en cuenta dos conceptos fundamentales. Por un lado, los telescopios son instrumentos. Y como todo instrumento o herramienta, hay que aprender a manejarlos, el Planetario Galileo Galilei (en Palermo, Buenos Aires) y la Asociación de Amigos de la Astronomía (en parque Centenario, Buenos Aires) ofrecen buenos cursos para aprender a usarlos, pero si investigan en el observatorio que tengan más cercano seguro pueden tomar algunas clases, ya no es un conocimiento que está encriptado o reservado para un grupo de personas.
Por otro lado, hay que aprender a reconocer el cielo nocturno, que es el “terreno” que vamos a explorar. Depende la hora, la latitud en la que estamos (la altitud también como mencionamos antes el ejemplo del Aconcagua), la bóveda celeste va cambiando, por eso es importante tener buenos equipos de orientación o por lo menos saber hacerlo a ojo desnudo. Hay constelaciones que nos van marcando claramente la orientación (como la Cruz del Sur).
No tiene mayor sentido invertir en equipo y apuntar un telescopio si no se sabe lo que se está observando, por eso es importante, nuevamente (parece que son LAS palabras de la nota), la planificación y la información.
Con el tiempo y con la experiencia la actividad se va volviendo más fácil y se pueden apreciar fenómenos más interesantes. Afortunadamente, existen aplicaciones que usando realidad aumentada nos permiten en el momento reconocer lo que se está observando.
Hay dos tipos de telescopios: refractores y reflectores. Los primeros tienen una lente frontal (el “objetivo”) compuesta, que “refracta” la luz y la concentra en un foco. El ocular, recibe la luz, y forma la imagen. En los telescopios refractores, observamos por la parte trasera del tubo. Los refractores de calidad estándar –llamados acromáticos, y que tienen lentes dobles- son excelentes instrumentos para observación planetaria, lunar y de estrellas dobles.
Los telescopios reflectores, también llamados “newtonianos” (en honor a su inventor, Isaac Newton), tienen un espejo primario (de superficie ligeramente cóncava) que colecta la luz de los astros, y que se ubica en la parte inferior del tubo, y un espejo secundario (mucho más chico, plano, y situado cerca de la parte frontal del telescopio, con una inclinación de 45º). En los reflectores, observamos por la parte delantera del instrumento. Su mayor virtud es el color perfecto y que son más económicos que los refractores. Pero como desventaja se puede decir que suelen ser muy sensibles a las variaciones en la temperatura del aire (interna y externa), lo que repercute, en principio, en la estabilidad y calidad de la imagen. Esto se soluciona en gran medida dejándolos “aclimatar” (con el tubo destapado), al menos media hora antes de comenzar la sesión de observación.
Después también existe el debate sobre cuánto aumento tiene que tener el telescopio y accesorios, como los oculares (aumentan aún más el zoom), los buscadores (se le ponen las coordenadas y va siguiendo una punto determinado, o enfoca automáticamente el punto que se le dice), el barlow (lentes que aumentan la distancia focal del telescopio), filtros solares (para poder observar eclipses solares), filtros de colores (para ver determinados planetas), las monturas (son los “trípodes” que sostienen el telescopio y dependiendo del diseño cambian el ángulo de observación). Pero recomendamos plantearse todo esto una vez que ya se esté familiarizado con el equipo y se despierte la necesidad de ir agregando “juguetitos”.
Si bien en la actualidad contamos con equipos de GPS muy poderosos y que brindan gran cantidad de información, conocer estos datos básicos puede salvarnos la vida en caso de emergencia.
En el hemisferio sur, la astronomía puede ayudar a orientarse con la constelación de la Cruz del Sur. Esta constelación tiene forma de rombo o barrilete.
Paso 1 Localiza la Cruz del Sur
La Cruz del Sur está formada por cuatro estrellas principales: Acrux, Mimosa, Gacrux, e Imai. Mimosa e Imai forman el segmento corto de la cruz, mientras que Acrux y Gacrux conforman el segmento largo.
Paso 2 Prolonga el brazo mayor de la cruz
Prolonga el brazo mayor de la Cruz del Sur, formado por Magallanes y Rubidea, unas 4,5 veces. El punto al que llegues indicará el sur.
Paso 3 Determina los otros puntos cardinales
Una vez que se determinó el punto cardinal sur, el punto opuesto sobre el horizonte será el norte. Si imaginamos que el observador está mirando hacia el punto cardinal sur, a la derecha tendrá el oeste y a la izquierda, el este.
La Cruz del Sur es tan importante que aparece en las banderas de algunos países del Hemisferio Sur, como Australia, Nueva Zelanda o Samoa.
En cambio, en el hemisferio norte la orientación se puede lograr a través de la Estrella Polar y las constelaciones de la osa mayor, la osa menor y el carro.
El método más sencillo para orientarse por la noche, en el hemisferio norte, es utilizar la Estrella Polar o Polaris. Esta estrella nos indica casi-casi el Polo Norte Celeste.
Este punto es la proyección del eje de rotación terrestre en el hemisferio norte, o dicho de otra forma, si prolongamos el eje de rotación terrestre hacia el cielo, la estrella polar queda muy cerca de dicho eje.
Sabiendo cómo reconocer dicha estrella en el cielo nocturno podremos orientarnos.
La forma más sencilla para localizar la estrella polar es buscar las 7 estrellas que forman el Carro de la Osa Mayor. Una vez localizado el Carro, nos fijamos en Merak y Dubhe, pues estas dos estrellas apuntan directamente a Polaris.
En general, los eventos más llamativos (como eclipses, alineaciones planetarias, lunas llenas) son fáciles de encontrar porque los portales de noticias comunes las comunican. Pero en los siguientes portales se puede encontrar información más específica (son solo algunos muy confiables, pero cada observatorio de nuestro país tiene su portal):
https://planetario.buenosaires.gob.ar/observa-el-cielo
https://www.amigosdelaastronomia.org/
https://casleo.conicet.gov.ar/
https://planetario.unlp.edu.ar/
www.rosariocultura.gob.ar/centros-culturales/complejo-astronomico/planetario
También resulta muy útil consultar aplicaciones para el celular. Hay muchas aplicaciones para astronomía, desde las que ayudan a identificar objetos celestes hasta las que permiten aprender sobre el espacio. Atención: algunas de ellas requieren conexión a internet. Les compartimos una lista de algunas:
Identificar objetos celestes:
SkyView Lite: Identifica objetos celestes en el cielo usando la cámara del dispositivo
Star Walk 2: Identifica estrellas, planetas, constelaciones, satélites, asteroides, cometas, y más (Esta es mi favorita porque además envía notificaciones sobre los fenómenos astronómicos que sucederán pronto y tiene artículos muy interesantes).
Google Sky Map: Proporciona datos de cualquier objeto del cielo. (Excelente para planificar el viaje)
StarChart: Calcula la posición de estrellas y planetas visibles desde la Tierra. Tiene datos que son un poco más complejos, para pos que recién empiezan puede resultar compleja.
Aprender sobre el espacio:
Stellarium: Ideal para localizar objetos en el cielo nocturno. Permite cambiar el modo para que la luz del celular no contamine el momento. Tiene la opción de decirte los nombres de las constelaciones, marcarlas, seguirlas, ubicarlas (Muy fan de esta app). Star walk 2 también hace esto último, pero esta se calibra mucho mejor (al menos en mi dispositivo)
Amazing Universe Facts: Colección de datos sobre el universo, como que hay más estrellas que granos de arena en la Tierra.
La app de la NASA: Para aprender sobre el espacio
Astrofotografía:
Photopills: Una app imprescindible para los interesados en la astrofotografía. La cámara ya está seteada para el uso nocturno, pero también se puede hacer con una cámara común siempre que se ajuste el ISO y el temporizador como corresponde.
DeepSkyStacker: Combina varias imágenes en una sola para obtener más detalles. Es excelente porque suele pasar que alguna foto salga movida porque se cruce un insecto o un animal.
Observar la Luna:
Mi Fase Lunar: Rastrea el calendario lunar, incluyendo las horas de salida y puesta de la luna. También tiene notificaciones sobre fenómenos interesantes. Lo bueno es que también podés cambiar el día, la hora, el año (el dato que quieras) para ver cómo va a estar (o estuvo) la luna en cierto momento.
MoonGlobe: Representa la Luna con imágenes de satélite y datos topográficos.
Para terminar, creemos que dentro de tanta planificación que la astronomía pide, se pueden agregar algunos datos de color sobre mitos y leyendas de las constelaciones. Son realmente interesantes y suman a la experiencia mágica de una noche estrellada.
A continuación le compartimos brevemente una muy interesante de una constelación que se puede apreciar fácilmente siempre: El can mayor.
Primero hay que ubicarla: su estrella más brillante es Sirius (α Canis mayoris) y es una estrella binaria; Sirio A es una estrella blanca y Sirio B es una enana blanca. Tiene una magnitud de -1,46 (la más brillante del firmamento) y se encuentra a 8,7 años luz (es una de las más próximas). Los objetos astronómicos de mayor relevancia en la constelación son: los cúmulos abiertos M41 y NGC 2362; las galaxias espirales barradas NGC 2280 y NGC 2217; dos galaxias en interacción NGC 2207 e IC 2163; y una nebulosa de emisión NGC 2359 «Nebulosa del Casco de Thor».
Es una constelación que parece seguir, en su recorrido en el cielo debido al movimiento diurno, al «Gran Cazador», Orión. Una de las versiones del mito (porque hay varias) es que Zeus lo ascendió al cielo para acompañar a su compañero por siempre. La estrella Sirio, la más importante del Can Mayor, cuyo nombre significa «abrasador» y también conocida como «la estrella perro», es la más brillante del cielo nocturno, sólo superada en brillo aparente por la Luna y los planetas Venus, Júpiter y Marte.
Un último dato de color sobre esta constelación, un comentario muy para los fanáticos de Harry Potter; el padrino de este personaje tiene la capacidad de poder convertirse en perro y por eso la autora lo llamó Sirius.
Para conocer más sobre los mitos y leyendas pueden consultar el siguiente portal: https://historiasdeastronomia.es/mitologia
https://www.culturademontania.org.ar/ccam/upload/nJ9heWqjZPI2xuEuxSdSyE2p.jpg
Centro cultural Argentino de Montaña 2023