Historia · Personajes

Carlos Comesaña, una vida de aventuras

Es uno de los escaladores más destacados de nuestro país, integrante de una generación de grandes logros, relevando, escalando, investigando y difundiendo las actividades de montaña en la Patagonia

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Edición: CCAM



Carlos Comesaña nació el 25 de febrero de 1940 en Buenos Aires, Capital Federal. Es casado y tiene cinco hijos, 3 nietos.
Graduado en Ciencias Económicas. (UBA 1967). Socio del Centro Andino Buenos Aires, American Alpine Club y el Club Alpino Italiano.

Carlos Comesaña en Patagonia, 1962


¿Cómo fueron sus inicios en el Montañismo?

Integre el grupo scout San Martin de Tours desde 1951 hasta 1957. Hicimos campamentos en Córdoba y Bariloche y frecuentamos las montañas de la zona.

¿A qué edad y con quién empezó a escalar?

En el verano de 1956 a los 16 años, con los scouts, hice la normal de la punta Luhrs en el Co. Lopez con Carlos Sonntag. Después, en la temporada siguiente hice – con los mismos colegas y también en el Co. Lopez, el Dedo, la Principal y el Filo y Torre Norte. También - ya por nuestra cuenta y sin guía -, hicimos la picada por el Paso de las Nubes al refugio del Club Andino Bariloche y el pico Argentino del Tronador. También escalamos el Co. Belvedere y el Dormilón en la zona de Villa la Angostura.

¿Cómo era el CABA en aquella época?

A los 19 años me hice socio del CABA que tenia un escritorio conjuntamente con la FASA en Buenos Aires, en la Diagonal Norte. En el club, en aquella época, había buenos escaladores. Entre los mejores estaban los de origen extranjero agrupado principalmente por nacionalidades.

Estaban los polacos Peterek, Dudzinsky, Patewsky, Blicharsky y Bucovinsky; entre los franceses se destacaban Guthman, Pillet, Stegman, Boucher y Bendinger; los alemanes con Wolf, Joos, Groos, Klenk, Bruchausen y Memeldorf y los austriacos con Watzl y Guth También se destacaba un naciente grupo de buenos escaladores argentinos como Corbella, Fonrouge, Insua, Carrera Pereyra, Quintas y Reali, entre otros.

¿Cuál era su motivación… qué lo llevaba a escalar?

El andinismo es una pasión que excede los límites normales de un deporte. Es un deporte, innegablemente, pero modela la vida y personalidad de quien lo practica intensamente, de forma indeleble.

En mi caso el andinismo fue la continuación de las prácticas campamenteras y la vida en la naturaleza con el grupo scout que me ayudo en la vida profesional y social mas que mis otras incursiones deportivas en mi adolescencia.

Carlos Comesaña en el ultimo largo debajo de la cumbre del Rincon, Provincia de Santa Cruz - Primera ascensión en enero de 1970, Colección de Carlos Comesaña

Carlos Comesaña en el ultimo largo debajo de la cumbre del Rincon - Primera ascensión en enero de 1970,
Colección de Carlos Comesaña

Carlos Comesaña en la cumbre del Cerro Rincón, Provincia de Santa Cruz - enero de 1968, Colección de Carlos Comesaña

Carlos Comesaña en la cumbre del Cerro Rincón - enero de 1968, Colección de Carlos Comesaña


 


¿Cuáles fueron sus primeras experiencias?

En párrafos anteriores comente mis comienzos pero diré que lo que mas me impulso hacia el andinismo fue la visita que hice al Cerro Fitz Roy a los 18 años. Con algunos colegas del grupo scout viajamos a dedo hasta el Río de las Vueltas para contemplar de cerca las maravillosas cimas del Fitz y del Torre. Allí, nos comentaron que - en esos momentos – dos expediciones italianas estaban intentando el Cerro Torre. Eran las de Bonatti y Maestri en sus primeros intentos de 1958. Nunca olvidare la emoción de ver esas montañas y el fuerte deseo de enfrentarlas en el futuro.

¿Dónde practicaban?

Antes de hacerme socio, no sabía que la gente del CABA se entrenaba en una chimenea de una vieja fábrica abandonada en Escobar y por nuestra cuenta, con amigos como Apráiz, Cardini, Hermida y los hermanos Landi entre otros, practicábamos en las paredes de la Facultad de Arquitectura en la Avda. Las Heras, donde con frecuencia éramos perseguidos por la policía y donde abríamos rutas cortas tipo “tocata y fuga”.

Después pasamos a un foso de una obra en construcción con paredes de ladrillos a la vista en la Avda. Pueyrredon, cerca de Libertador. No llegue a frecuentar mucho la chimenea de Escobar pues la policía se puso muy pesada y abandonamos ese punto para trasladarnos la Avda. General Paz, frente a la Phillips, donde a pesar de no tener exposición como en Escobar se podía practicar resistencia y equilibrio en pequeñas tomas. Después, cuando el CABA compro la isla en el Tigre descubrimos otra chimenea abandonada que si bien era menor, estaba a mano con los botes, tenía agarres y apoyos en los ladrillos a la vista y sobre todo, no había policías.

Carlos Comesaña en el Gran Techo circa año mayo 1960, Sierra de la Ventana. Colección de Carlos Comesaña
Carlos Comesaña en el Gran Techo circa año mayo 1960, Sierra de la Ventana.
Colección de Carlos Comesaña


¿Quienes fueron sus primeros instructores?

El primero fue Carlos Sonntag, aunque no en un curso propiamente dicho sino que con los scouts y con el hicimos alguna ruta en el Co. Lopez.

Sonntag lo había visto antes por primera vez, - creo que fue en 1955 -, cuando subiendo al Refugio del Co. Lopez, el estaba bajando por la picada, ya debajo del mallin, transportando en sus espaldas un accidentado en la montaña. Fue Sonntag que me entusiasmo pues haciéndole de ultimo de cordada en la normal a la Luhrs, me felicito por mi desempeño. Por otra parte, siempre fui autodidacta, nunca participe como alumno en un curso y aprendí básicamente con mis compañeros de escalada.

¿Salían a Córdoba y Sierra de la Ventana? Háblenos de esas salidas

En aquella época, las técnicas de escalada se aprendían en salidas a Sierra y a Córdoba que estaban económicamente a mano y tenían no solo interesantes rutas ya abiertas sino también importantes desafíos pendientes.

Comencé a conocer Sierra con un amigo húngaro de Bahía Blanca a los 17 años recorriendo en cuatro días todos los filos del cordón de la Sierra de la Ventana hasta el pueblo de Torquinst. Después, fui tres o cuatro veces más con el CABA para escalar, entre mis 18 y 21 años. También en esos tiempos, fui a Los Gigantes en Córdoba dos veces. Abrí alguna ruta en el Mogote Norte y repetí el Diedro Grande y la Chimenea.

Carlos Comesaña en el Gran Techo circa año mayo 1960, Sierra de la Ventana. Colección de Carlos Comesaña
 

Carlos Comesaña en el Gran Techo circa año mayo 1960, Sierra de la Ventana.
Colección de Carlos Comesaña


¿Es verdad que abrió la ruta del Techo en Sierra de la Ventana?, cuéntenos.

En Sierra me inicie de primero de cordada en las repeticiones obligadas de rutas ya abiertas en las paredes cercanas a la Gruta, en las de la zona del Gran Techo y en las Lajas Invertidas. Luego abrí algunas vías nuevas en Los Departamentos cerca de la Gruta, en el diedro de la pared del Gran Techo y en las paredes Rosas.

Después de lograr una primera en un techo menor en la zona de la Gruta me decidí a enfrentar lo que era el mayor problema de la zona en aquella época: el Gran Techo, y donde hasta las mayores estrellas del momento – entre ellos incluso Jose Luis Fonrouge, no habían podido pasar.

Fue en dos fines de semanas largos en el otoño de 1960 (si la memoria no me falla) que me metí de primero en el aquel artificial súper aéreo. Me aseguraron alternativamente (pues era muy cansador pasar horas asegurando), bien encastrados en la fisura horizontal ancha al pie del Techo, escaladores del CABA como Quintas, Reali, Apraiz, Capra y alguien más que no me acuerdo bien. Fueron varias horas sobre estribos hasta que llegue al último punto alcanzado por anteriores intentos a unos dos metros del borde del Techo. Allí pude enfilar un as de corazón “para pasar” y coloque un poco mas adelante un clavo “para colgar un piano”. Desde allí, supere el borde exterior del Techo y entre en el diedro de salida. Se hizo de noche y no pude continuar pues la doble se trababa por el ángulo. El remedio fue que me tiraran una cuerda desde arriba y salir por allí, ya que no me era posible destrepar en la oscuridad. Pocas semanas mas tarde hice el segundo intento, pues para mi el Gran Techo aun no estaba “hecho”. Con parte de los mismos compañeros y algún otro nuevo, volví a enfrentar el artificial y esta vez complete la salida por mis propios medios. Varios de mis aseguradores me siguieron.

Carlos Comesaña en el Gran Techo circa año mayo 1960, Sierra de la Ventana. Colección de Carlos Comesaña
 

Carlos Comesaña en el Gran Techo circa año mayo 1960, Sierra de la Ventana.
Colección de Carlos Comesaña


Casi hizo la 1era ascensión al Cerro Gorra Blanca, ¿Como fue?

A la cumbre del Gorra Blanca subí en enero de 1964, en una expedición con mis alumnos de matemáticas del secundario. Pero me parece que la pregunta se refiere a que si “casi” subí el Cerro Pier Giorgio. Eso fue en enero febrero de 1962 en que fui invitado por Fonrouge, Peterek e Insua a participar de una expedicion oficial del CABA al aun invicto Pier Giorgio. Fonrouge viajo a Francia para hacer el curso de la Ensa y Peterek tuvo un accidente de auto en la ruta 3 camino a la zona. El jefe de la expedición fue Insua. Por casualidad me toco estar de primero arriba de la Cabeza de Toro - un paso clave de la ascensión por la pared este - y equipar buena parte del cuerno izquierdo y la chimenea que lleva a las placas de hielo y al mixto de la salida al filo cumbrero. Abajo del ultimo punto alcanzado deje al reparo - pues pensaba volver inmediatamente en cuanto el tiempo mejorara – una mochila con mucho material de escalada. Como pasa en patagonia a menudo, el tiempo no mejoro y debimos regresar a casa. En realidad ese “casi” no es verdad pues faltaban unos 150 metros de alta dificultad para completar la ascensión.

Al año siguiente otra expedicion del CABA completo la difícil etapa pendiente y logro la primera del Pier Giorgio.

Respecto al Gorra Blanca, nuestra expedicion fue en enero de 1964 y pasamos por una lamentable experiencia. Lleve conmigo a jóvenes socios del CABA, que eran también, como puntualice antes, mis alumnos del curso de matemáticas del colegio secundario San Martin de Tours y también scouts.

La expedición – oficial y públicamente organizada por el CABA - contó con la ayuda de varias entidades como por ejemplo Bagley y la Fuerza Aérea. Para nuestra sorpresa, otro grupo (algunos de sus miembros también eran socios del CABA) ya ocupaban el campamento base en Piedra del Fraile. En cuanto llegamos nos manifestaron que ellos se dirigían al Cerro Pirámide, remate norte del cordón Gaea, pero en realidad se adelantaron con sigilo y lograron la primera ascensión del Gorra Blanca por el Este.

Recuerdo la decepción de mis colegas por esa actitud cuando en nuestro campamento 2, una cueva al pie del filo SO del Gorra, no podíamos creer las palabras de un compañero que llegando de un tirón desde el base nos informo que el otro grupo había subido el Gorra pocas horas antes y nos recomendaban escalarlo para ver su bandera en la cumbre.

Carlos Comesaña en el Gran Techo circa año mayo 1960, Sierra de la Ventana. Colección de Carlos Comesaña
Carlos Comesaña en el Gran Techo circa año mayo 1960, Sierra de la Ventana.
Colección de Carlos Comesaña


Obviamente continuamos con nuestro objetivo y ese mismo día coronamos la cumbre del Gorra Blanca por la vertiente occidental. Habíamos elegido el Gorra Blanca por ser un cerro a mano, sin dificultades técnicas (aunque al presente el hongo final esta mas complicado) ya que mis acompañantes no tenían mucha experiencia. La decepción con el Gorra me llevo a procurar otro cerro virgen. Después de bajar al base, subí en solitaria el Eléctrico Oeste (el pico negro encima de Piedra del Fraile) pues desde esta cumbre quería ver la posibilidad de abrir una ruta a la Aguja Guillaumet, virgen todavía. Pocos días después, con mis compañeros y tras un vivac en pared, logre completar el diedro central equipándolo en artificial, un paso clave de la ruta. Lamentablemente, el mal tiempo nos obligo a retirarnos y la cumbre quedo para otra ocasión.

Háblenos de la 1era ascensión a la Aguja Guillaumet (fechas)

Fue en enero de 1965, creo que entre el 10 y el 11 de ese mes. Con Fonrouge veníamos de escalar muy fuerte durante 1964 (atacamos en alpina el Diedro Este del Fitz, el pilastro oeste de la Torre del Catedral y completamos la conquista de cinco cumbres vírgenes en la cordillera Huayhuash, en Peru). Con la cabeza en la Supercanaleta del Fitz decidimos empezar con la Guillaumet. Saliendo en la tarde del 10 de enero de Piedra del Fraile vivaqueamos en la vía en una repisa al pie del diedro central que ya tenia equipado el año anterior y temprano al otro día llegamos al punto máximo alcanzado. Continuando por diversos largos de dificultad por fisuras y chimeneas muy expuestas hasta el nevé final e hicimos cumbre al atardecer. Bajamos ese mismo día 11 de enero hasta el Base en la Piedra del Fraile.

¿Es cierto que una semana después de vencer la Guillaumet abrió con José L. Fonrouge la Supercanaleta del Fitz Roy?

En realidad hicimos la Guillaumet y la Supercanaleta en una semana, pues al bajar de la Guillaumet nos tocaron un par de días de mal tiempo en el Base y con las primeras señales de mejoría los dos salimos el 14 de enero para esperar el buen tiempo al pie de la Supercanaleta.

Carlos Comesaña en el tercer vivac de la Guillaumet, en bajada, 10 de enero de 1965. Colección de Carlos Comesaña
Carlos Comesaña en vivac de la Guillaumet. Colección de Carlos Comesaña

 

Carlos Comesaña en el gran diedro, via en la Aguja Guiillaumet, 1964


Cuéntenos acerca de la ascensión a la Supercanaleta.

Al llegar esa noche a la Supercanaleta hicimos el primer vivac donde nos llovizno un poco. Al amanecer se abrió completamente y ascendimos sin parar por el canalón de hielo, en simultánea. La noche del 15 de enero vivaqueamos por segunda vez, ya tarde, muy arriba y a la derecha del Bloque Empotrado bajo una repisa que nos protegía de avalanchas. Al alba siguiente salimos muy temprano siguiendo por el hielo y el mixto de la Súper, cada vez mas empinado y duro, estrecho y delgado. Debajo del gran diedro final que lleva a la cumbre, nos metimos en la pared de la derecha para ahorrar material pues nos pareció que el diedro requería artificial y necesitábamos el poco material que llevábamos para los rápeles del descenso. Por la roca y recuperando equipo llegamos al fin de las dificultades y después de una corta subida fácil estábamos en el filo cumbrero. En la gran piedra plana de la cima encontramos la marmita granítica eolica labrada por el viento donde Terray y Magnone dejaron un mosquetón como testimonio. Lo recuperamos y pusimos en su lugar una cinta con la bandera argentina. La llegada a la cumbre fue el 16 de enero, al atardecer. Después de unas fotos emprendimos el regreso rappelando por el gran diedro que evitamos al subir y donde pasamos esta tercera noche colgados en una repisa, pues no habíamos llevado equipo de vivac, para ir rápidos. Temprano al otro día llegamos al resguardo de nuestro segundo vivac y recuperando equipo seguimos bajando. Desde temprano había comenzado una tormenta fuerte y se nos fue acabando el material para los anclajes de rappel. Para peor, pocas centenas de metros abajo del bloque empotrado se nos trabo la soga y debimos seguir destrepando en forma individual. Pero antes, inconformado, subí y recupere un poco de soga pues la necesitaríamos en el glaciar. Por la tarde comenzó a caer de todo por la Súper y se distinguían por el zumbido los pedazos de roca de los de hielo. Finalmente después de saltar la grieta terminal nos juntamos en el glaciar. Encordados, bajamos lentamente por el glaciar Pollone, hasta las morenas laterales al Lago Eléctrico. Llegamos por la noche del 17 de enero a Piedra del Fraile, felices por la primera de esa ruta y por haberla hecho rápido y en alpina.

Carlos Comesaña en la cima de la Aguja Guiillaumet


Sé que escaló en la Cordillera del Huayhuash en el Perú. Háblenos de esa expedición.

Hice dos expediciones a la Huayhuash., la primera en julio de 1964 con Peterek, Fonrouge, Weber, Puente y Bachmann. La otra fue en julio de 1965 con Fonrouge, Ruiz Luque y Klenk. En 1964 trabajamos por separado en dos cordadas. Peterek y Weber intentarían la virgen pared oeste del Yerupaja y con Fonrouge nos dedicaríamos a varias cumbres inescaladas en los cordones de los Cerros Rasac y Tsacra. En su intento a la pared oeste del Yerupaja, Peterek y Weber llegaron muy alto aunque no alcanzaron la cumbre.

A nosotros nos fue muy bien pues coronamos 5 cumbres vírgenes

Al año siguiente, en el 1965 con Fonrouge - en alpina – abrimos en dos días con un vivac una primera directísima en los 1000 mts. de la pared sur del Yerupaja.

¿Cómo surgió la idea de intentar el Everest en 1971?

El entonces presidente del CABA, Gerardo Watzl, era un entusiasta en volver al Himalaya y en especial al Dhaulaghiri en donde el había llegado con Magnani a los 8000 metros años atrás. Watzl logro interesar al Ejercito Argentino que se dispuso a colaborar financieramente, con equipos y con personal de las tropas de montaña. Respondiendo a nuestra petición oficial, el Gobierno de Nepal nos comunico que esa montaña ya estaba asignada a otra expedición y que para ese año de 1971 solo podían otorgarnos un permiso para escalar el Everest en la estación postmonzonica. Se decidió aceptar y enseguida comenzó el trabajo de selección de participantes y de obtención de fondos. Gerardo Watzl era el jefe de escalada designado. Sin darlo a publicidad y con sigilo, con Fonrouge planeábamos posicionarnos en lo posible detrás de la segunda o tercera cordada de ataque a la cumbre ya que solo después de la expedición coronar la cima la intentaríamos ascender sin oxigeno.

Carlos Comesaña en la pared Sur del Yerupaja - Cordillera Huayhuash - Perú. Agosto de 1965, Colección de Carlos Comesaña
Carlos Comesaña en la pared Sur del Yerupaja - Cordillera Huayhuash - Perú.
Agosto de 1965, Colección de Carlos Comesaña

Carlos y la ruta en la pared sur del Yerupaja, Perú

Carlos Comesaña en el vivac en la pared Sur del Yerupaja, Huayhuash, Peru 1965. Colección Carlos Comesaña
Carlos Comesaña en el vivac en la pared Sur del Yerupaja, Huayhuash, Peru 1965.
Colección Carlos Comesaña


¿Quiénes integraban esa expedición, y cómo se constituyó en el jefe civil desde el Campamento
Base hacia arriba?

La expedicion – oficial de la Republica Argentina - fue totalmente financiada por el Ejercito Argentino y se compuso de 20 integrantes. La desistencia de Gerardo Watzl motivo mi nominación como jefe civil y de escalada de la expedición.

Los integrantes fueron:

Tte. Coronel Cativa Tolosa: Jefe militar responsable hasta el Campamento Base.
Capitán Azuaga: Escalador militar
Tte. 1º. Llavar Escalador militar
Alférez: Serrano Escalador de Gendarmería Nacional
Subofic.Barrientos Escalador militar y del Club Andino Bariloche
Subofic Burgos Cocinero del Base
Subofic.Martinez Radioperador en Delhi
Subofic.Robles Radioperador en el Base
J.Peterek Escalador del CABA
U.Vitale Escalador del Club Andino Mendoza
G.Vieiro Escalador del CABA
J.Aikes Escalador del CABA
J.Viton Escalador del CABA
H.Pellegrini Escalador del CABA
J.Svarca Escalador del CABA
J.L.Fonrouge Escalador del CABA
S. Fernandez Escalador del Club Andino San Juan
A.Rosasco Escalador del CABA
J.M. Iglesias Medico de la expedición. Escalador del CAB
C.E.Comesaña Jefe civil y responsable por la escalada. Escalador del CABA

A último momento Jose L. Fonrouge debió retirarse de la expedición.

¿Por qué no alcanzaron el objetivo?

A pesar de haber batido records de tiempos en el equipamiento de la cascada del Khumbu y ubicando dos cordadas para el ataque final a los 8000 mts, la llegada anticipada del invierno con fuertes vientos a fines de octubre de 1971 no nos permitió superar los 8250 mts.

Años después, una pesada expedición japonesa logro la primera ascensión pos-monzonica del Everest por la misma ruta del Khumbu.

Personalmente, por ser el jefe de la expedicion en la montaña, y también porque tenia a disposición varias fuertes cordadas de escaladores de altura, decidí no integrar ninguna cordada de cumbre. Nuestro plan de alcanzar la cima sin oxigeno quedo inviabilizado ya que Fonrouge se retiro de la expedición y porque mi misión fue la de coordinar la ascensión con responsabilidad y colocar por lo menos una cordada argentina en la cumbre.

Antes de salir para la Supercanaleta del Fitz Roy, en el Base de Piedra del Fraile con otras expediciones en la zona. Reportaje a Carlos Comesaña. Foto: Colección Carlos Comesaña
Antes de salir para la Supercanaleta del Fitz Roy, en el Base de Piedra del Fraile
con otras expediciones en la zona. Foto: Colección Carlos Comesaña

Integrantes de la expedición de 1965 al Fitz Roy: Fonrouge, Misson, Luque, Donovan y Comesaña

Jose Luis Fonrouge y Carlos Comesaña en Piedra del Fraile, 1965


Hace poco lo designaron ¨Araña de Lecco¨ ¿qué significa esa distinción? ¿Quiénes forman ese grupo?

El “Grupo Ragni de Lecco” son escaladores del Club Alpino Italiano, sección de Lecco, que son detentores de importantes ascensiones en los Alpes y en otras cordilleras del mundo. Cassin, Mauri, Bonatti y Ferrari entre otros, son exponentes del grupo. Creo que en mi caso, me concedieron el titulo y la posibilidad de usar el “maglione rosso” distintivo del grupo, no solo por algunos de mis logros en montaña y sino también por compartir la forma de pensar sobre el alpinismo, la amistad que tengo con todos ellos y en particular la que tenia con el desaparecido Casimiro Ferrari.

¿Qué diferencias ve entre el montañismo de los ´60 y ´70, y en que se practica en la actualidad?

Aquel montañismo del inicio de los ’70 y de años anteriores era – todavía - clásico y sus practicantes tenían la fuerza del romanticismo, la pasión por la búsqueda de problemas nuevos a resolver y en general por la ausencia de objetivos materiales como dinero y publicidad. Mas tarde, y sobretodo después de la enorme repercusión que tuvo el “canto del cisne” de Walter Bonatti, logrado con su apertura en 1965 de una nueva ruta, invernal y en solitaria en la norte del Cervino, algunos escaladores se lanzaron a otras formas de encarar la montaña para llamar la atención de los medios y sponsors.

Así aparecieron las carreras por “coleccionar” – lo mas rápido posible - todos los ocho mil, todas las cumbres mas altas de todos y de cada continente, todas las mas difíciles paredes norte de los Alpes, y ultimamente subir contra reloj todas las cimas himalayicas de 8000 mts. y las alpinas superiores a 4000 mts. Mas recientemente, se busca batir records de velocidad con repeticiones de duras vías de escalada en Himalaya, Yosemite, los Alpes e incluso en Patagonia (Dean Potter reporta que concluyo la ascensión de la Supercanaleta en solo 6 horas y media). Pero también al fin de los ’70 la falta de claros objetivos de importancia en los Alpes dio motivo a que muchos jóvenes se volcaran a la escalada de competición o deportiva de la que surgieron - al principio - importantes montañistas, como Profit y Escoffier entre otros (con sus trilogías de las difíciles paredes norte de los Alpes realizadas en el día), pero después, la mayoría prefirió las competiciones de escalada por su visibilidad mediática y por el dinero que rinden.

Al presente, esto esta cambiando, pues muchos buenos montañistas quieren diferenciarse de los escaladores deportivos, de los coleccionistas y de los clientes de las expediciones comerciales. Vemos el surgimiento de una onda nueva que con espíritu clásico abren difíciles rutas nuevas en el Himalaya, en Tierra de Baffin, en Patagonia y en otras cordilleras, en expediciones ligeras sin uso de oxigeno suplementario, ni asedios con uso de cuerdas fijas, en puro estilo alpino o en simultaneo, incluso en solitario, rápidos, livianos y con muy poco material.

Carlos Comesaña en la Supercanaleta del Fitz Roy, 1965

Carlos Comesaña en la cumbre del Fitz Roy, Provincia de Santa Cruz, por la Supercanaleta 16 de enero de 1965, Colección de Carlos Comesaña
Carlos Comesaña en la cumbre del Fitz Roy, por la Supercanaleta 16 de enero de 1965,
Colección de Carlos Comesaña


¿Cómo definiría la escalada alpina que usted práctico en su época, y el arsenal tecnológico que suelen usar nuestros actuales montañeros?

En nuestra época nuestro sueño era tener una soga de perlon Edelrid de 80 mts. x 8 mm. bicolora, botas Guida 308 de cuero, mosquetones Pierre Allain, piqueta Simond o Aschenbrener, grampones Eckenstein de doce puntas y una mochila de ataque Desmaison.

En realidad, veníamos de usar sogas de cáñamo, botas Marasco, mosquetones y piqueta Dediol, grampones Fiala - hechos mano - y la mochila Universal de Cacique. No había otra forma de hacer andinismo si no era de forma clásica. Con Fonrouge teníamos dispensadas las sogas fijas después del martirio para colocar y usar las cuerdas de cáñamo de 12 mm de mena del Ejército Argentino en el diedro nordeste del Fitz en 1963.

Tampoco los clavos a expansión gozaron de nuestra preferencia pues lo considerábamos antiéticos. En mi caso particular, nunca puse ninguno, y hasta el que esta fijo en el Diedro Grande del Cerro de la Cruz, en Córdoba, al pasar lo deje de lado, pues me aproveche del seguro que desde arriba me daba Jorge Insua. Como digo en párrafos anteriores es reconfortante ver que una buena cantidad de montañistas de punta están aplicando practicas de escalada clásica para solucionar problemas difíciles de una forma que no deja dudas de su valor como es el caso de House, Prezelj y Garibotti entre otros.

Cuando se abre una ruta usando oxigeno, taladros a explosión, colocando innumerosos spits para progresar o se utilizan tácticas de asedio con sogas fijas y de escalada “confortable” este esfuerzo no pasa de ser un “intento” aunque se haga cumbre. El uso de estos artefactos mecánicos y de las nuevas técnicas para “construir” una vía de acceso a una cumbre no forman parte de la ética moderna del montañismo.

Carlos Comesaña en Huayhuash, Peru, Julio 1964. Colección Carlos Comesaña
 

Carlos Comesaña en Huayhuash, Peru, Julio 1964.
Colección Carlos Comesaña


Siempre lo escuchamos hablar sobre la importancia de abrir nuevas vías, e intentar cumbres vírgenes.
Explíquenos un poco.

En realidad lo que quiero transmitir es que la sensación única de resolver por primera vez un problema de montaña con medios clásicos debe ser el combustible primario de avance de nuestro deporte. Si bien debe respetarse la libertad en la practica del deporte de montaña creo que dedicarse a coleccionar cumbres – ya subidas - superiores a tal o cual altura o en tal o cual ubicación geográfica, abrir rutas con taladros mecánicos, embestir la montaña con ataques de asedio de numerosas cordadas, con centenares de metros de sogas fijas para cada noche poder regresar a descansar al confort del base, son solo proyectos que pueden rendir – por el momento - publicidad mediática engañosa, sponsors y dinero para quienes los realizan pero que muy poco agregan al alpinismo. Hoy vemos ocasiones en que se publicita la resolución de problemas que en realidad no lo son, pues han dejado de serlo por sus propias características, ya que o son repeticiones, o porque los medios utilizados son deportivamente antieticos.

Es por eso que pienso que en todo club de montaña deben existir escaladores que tengan una visión de punta y sus objetivos sean cumbres o vías vírgenes, preferentemente intentadas en expediciones ligeras y veloces, en alpina o en simultanea o incluso en solitaria y siempre con uso de medios tradicionales dejando para las generaciones de escaladores futuras – en la esperanza de que sean mas preparados que las actuales – un campo de acción virgen de metas a ser alcanzadas éticamente. Nuestra patagonia austral es un campo extraordinario para ese montañismo.

Un capitulo de criticas en abierto es la actividad comercial realizada en algunas montañas que son iconos para el gran publico - como son por ejemplo el Everest y el Aconcagua -. Algunas terminadas en tragedias como la del Everest con Krekauer / Boukreev en el ‘96, y la del rescate de Campanini en el Aconcagua en el 2009, con otras terminando en factoides, como la incursión comercial CAB / FASA al Everest en mayo del 2010. Esto esta también repitiéndose en la argentina en algunos otros deportes promovidos también por la FASA, como es el caso del único corredor nacional en Luge, que se auto promociona en su actividad profesional como consultor motivacional por haber llegado ultimo en todas las cuatro olimpiadas de invierno en que participo. Esta falsa visibilidad en los medios, de tipo épico y sensacionalista poco colaboran para la difusión de un verdadero montañismo de punta ofuscando propositadamente con estos falsos logros las valiosas ascensiones realizadas con la saludable practica de reportar solo la descripción técnica, sin adjetivaciones superlativas y dejar por precaución la boca cerrada. En el American Alpine Journal, la Biblia de registro de los verdaderos logros de montaña poco o nada se relata positivamente de esas actividades comerciales o publicitarias.

¿Cómo ve los requisitos y condicionamientos a la libertad de acceder a las montañas que distintas organizaciones intentan imponer influyendo sobre los gobiernos?

En cuanto a la libertad de acceso a las montañas creo que se debe distinguir dos situaciones. En la primera, pienso que el Estado debe intervenir cuando se perturba o destruye el medio ambiente o se atenta contra el orden, la salud o la seguridad publica. En ese sentido incluso los ciudadanos individualmente o agrupados en asociaciones tienen el derecho de solicitar la intervención de las autoridades cuando fuera necesario.

Es el caso de quien entra a las montañas en Parques Nacionales o Reservas con materiales y actitudes que atenten contra la flora, la fauna y el carácter prístino de los macizos montañosos, como lo son, fuera de toda duda, los de alto potencial de riesgo de polución o incendio. Allí incluyo como convenientes, la prohibición y castigo para quienes hagan fuego con leña, usen taladros a explosión para construir rutas de acceso a las cumbres, no cumplan con la obligación de retornar con los residuos, etc.

Carlos Comesaña en Huayhuash, Peru, Julio 1964. Colección Carlos Comesaña
 

Carlos Comesaña en Huayhuash, Peru, Julio 1964. Colección Carlos Comesaña


En la segunda situación, creo que el derecho de ir y venir por el territorio y por los espejos de agua de jurisdicción oficial no puede ser limitado sino por razones de orden publico sean estas permanentes o transitorias. Cobrar entrada en los Parques Nacionales puede considerarse razonable si es una pequeña cantidad de dinero que servirá para sustentar algún servicio especial que se brinde al visitante (la demarcación de senderos, los baños, las zonas de acampe, etc.) Ya cobrar una tasa para practicar andinismo resultaría aceptable solo si se puede controlar efectivamente que ese dinero será aplicado para proporcionar ayuda a los andinistas en caso de rescates, de atención medica de emergencia y otras situaciones parecidas. La tasa no debe ser un importe confiscatorio y mucho menos ingresarla a rentas generales. No debemos olvidar que en cuanto a las contravenciones, cabe al Estado el ejercicio del poder de policía con los infractores aplicando las penas de ley. Los andinistas somos los mayores interesados en la conservación del medio ambiente.

¿Qué futuro le augura al montañismo en Argentina y en el mundo?

Son muchos los alpinistas que están encaminando el montañismo por la senda de la escalada clásica con el ejemplo. Realizan ascensiones de gran valor pero bajan con humildad y sobretodo con la boca cerrada; cuando relatan su ascensión lo hacen con detalles técnicos y sin connotaciones épicas. Por los resultados recientes vemos que se esta teniendo éxito. Es de celebrar algunas de las ultimas ascensiones en paredes del Himalaya de ‘8000 y ‘7000 mts. realizadas en solitario o en alpina y con medios tradicionales, sin oxigeno complementario cuyo uso rebaja en mas de mil metros la altura real de la montaña, escalando liviano y muy rápido. Las ascensiones de Steve House, como así también la nueva vía de los argentinos Damian y Willie Benegas al Nuptse son ejemplos.

Como en otras partes del mundo, también en la Patagonia austral se ven estos logros. Sin duda alguna debemos destacar la cordada italo-argentina con Garibotti que recientemente alcanzo la cumbre del Cerro Torre por una vía nueva; el encadenamiento de la Standhart, la Egger y el Torre y poco después la Guillaumet, la Mermoz y el Fitz por Garibotti y compañeros; la repetición por argentinos de la ruta Ferrari al Cerro Torre; la nueva ruta argentina del pilar al sur de la Supercanaleta del Fitz Roy y la repetición de la vía Afanassief también al Fitz por una cordada femenina. Estas dos ultimas ascensiones realizadas por jóvenes escaladores de El Chalten siguiendo la senda abierta por Garibotti.

Primer cruce de los Andes a vela, llevado a cabo en solitario por Carlos Comesaña. En febrero de 1998 unió las ciudades de Puerto Varas-Chile y San Carlos de Bariloche-Argentina a través de los lagos Llanquihue, Todos los Santos, Frías, Blest y Nahuel Huapi.
 

Primer cruce de los Andes a vela, llevado a cabo en solitario por Carlos Comesaña.
En febrero de 1998 unió las ciudades de Puerto Varas-Chile y
San Carlos de Bariloche-Argentina a través de los lagos Llanquihue,
Todos los Santos, Frías, Blest y Nahuel Huapi.


¿Sigue saliendo a la montaña?

Si. Pero, en realidad a mi edad como los objetivos que me gustaría alcanzar están fuera de mi alcance, acompaño jóvenes a visitar y si es posible escalar montañas difíciles y poco conocidas de nuestra patagonia austral, En particular a la zona de los fiordos chilenos del Pacifico sur, donde es posible encontrar glaciación en avance y las condiciones climáticas que hace 50 años atrás existían en la vertiente este de la cordillera.

¿Qué otra cosa quisiera agregar?

Quiero insistir en que al andinismo es una actividad deportiva de formación del carácter sea realizándolo en grupo o individualmente tanto en ascensiones de alta dificultad como en salidas mas fáciles. Siendo esta una actividad libre para todos, no es obligatorio para nadie practicarlo al estilo “extremo”. Buena parte de mis comentarios anteriores se dirigen al grupo de punta de un club de montaña que podrá indicar el estilo a seguir por otros en la búsqueda de un sentimiento de realización personal en la práctica de esta actividad.

Los Ragni Giuliano Maresi, Walter Bonatti, Carlos E. Comesaña, Giuseppe Lafranconi y Sergio Ghiraldini
ante una pintura del Fitz Roy. Foto: www.desnivel.com


Carlos Comesaña presentó su libro "Patagonia Eterna"

Carlos Comesaña lleva 60 años relevando, escalando, investigando y difundiendo las actividades de montaña en Patagonia. Visitó por primera vez la región del Fitz Roy en 1958, con apenas 18 años, y quedó fascinado con esta particular región cordillerana.

Pese a no vivir nunca en la región patagónica y siempre en grandes ciudades a lo largo y ancho del mundo, Carlos conoce estas montañas y la historia de sus escaladas y expediciones como muy pocos.

En estas seis décadas Comesaña visitó Patagonia en innumerables oportunidades, como escalador, jefe de expediciones, organizador de relevamientos y sobre todo como explorador y hombre de montaña.

Tapa del Libro Patagonia Eterna. Autor: Carlos Comesaña


Integró las expediciones del Centro Andino Buenos Aires (CABA) al Pierre Giorgio en 1962 y Fitz Roy en 1963. Escaló por primera vez la aguja Guillaumet y la supercanaleta del Fitz Roy en 1965. También recorrió el Hielo Patagónico Sur, escaló la aguja T48 en el valle del rio Túnel y subió por primera vez el cerro Rincón en 1971. Escaló en la cordillera Huayhuash de Perú y fue el jefe en montaña de la 3º Expedición Argentina al Himalaya, monte Everest, en 1971.
 

Comesaña organizó la expedición argentina a la Antártida de 1969, que escaló el monte Francés, y a partir de los años 80 fue un gran promotor para nuevas exploraciones en la Patagonia sureña. Promovió la región del Cerro Riso Patrón y Buracchio, el cordón Dos Hermanos y la zona de Aysen. Afirma que en el sur hay muchas rutas nuevas importantes por escalar y subir.

Carlos Comesaña presentando su libro "Patagonia Eterna" en Buenos Aires. Foto: Guillermo Martin


Bibliografía Recomendada:
 

- Revista "Montañismo", 2006. Actualizado para el CCAM







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