Un grupo de montañistas de las provincias de Salta y Tucumán, eligieron una montaña poco ascendida y casi olvidada de la Puna salteña que con sus 5.450 metros de altura, es un hermoso balcón que mira hacia las otras grandes montañas que la rodean
“Quedarse sentado lo menos posible: no conceder crédito a ningún pensamiento que no haya nacido al aire libre y que no se mueva con libertad, Donde los músculos no festejen del mismo modo. Todos los prejuicios vienen de las tripas; calentar la silla es el verdadero pecado contra el espíritu sano”. ( F. Nietzsche, Ecce Homo).
En el mes de abril del año en curso ( 2025) recibí la invitación de Julieta Balza, una gran amiga de la provincia de Salta, montañista ella y con un largo recorrido de ascensos de alta montaña.
El plan que nos proponía era realizar un ascenso al Cerro Verde, una montaña de 5.500 metros sobre el nivel del mar y con muy pocas ascenciones regitradas, por lo que se nos presentó como una gran y atractiva incognita para ir a investigar y descubrir un cerro diferente en la Puna Salteña.
De la partida también sería Ignacio Goitía, quien, al igual que yo tenía ya experiencias en otras montañas y con quien habíamos compartido otras salidas anteriores.
Me trasladé desde Tucumán, donde resido, a la ¡tan bella ! provincia de Salta donde “Juli” me recibió como siempre en su cálido hogar, allí también confluyó Ignacio.
El Cerro Verde, en la Puna Salteña de la República Argentina, es una alta montaña poco ascendida, cuya cima se encuentra a aproximadamente 5.490 metros sobre el nivel del mar.
Esta montaña, ubicada en el Departamento de Los Andes y accesible por la ruta provincial 129, a unos 50 kilómetros de San Antonio de Los Cobres.
En el recorrido, pasamos por la Laguna Kaly, a donde puede accederse en vehículo y que se encuentra a 4.500 metros de altura aproximada, es una laguna pequeña y muy pintoresca, a la que algunos montañistas suelen usar para “aclimatar”, acampando en sus cercanías y que ofrece una vista privilegiada del cerro Acay Grande.
Luego atravesamos el Abra del Gallo a 4.600 metros de altura, un lugar caracterizado por ser frío y seco, con temperaturas bajas y fuertes vientos, especialmente en invierno pero que se sienten también durante el verano.
Es un punto clave en la comunicación entre las diferentes localidades de la Puna y un lugar de paso para el transporte de cargas hacia zonas mineras.
Cuando uno se va aproximando a la Quebrada de Aguas Calientes, puede ver la entrada que está “ marcada” por una vara fina en posición vertical que sostiene una botella, desde allí hay que ingresar por el río y las vegas hasta aproximarse al Campamento Base que se encuentra a unos 4.250 metros de altura, al lado de la quebrada.
Este campamento se caracteriza por sus aguas termales. Suele servir como punto de partida para ascensos a distintas cumbres cercanas como el Llullaillaco y para la exploración de la zona. Es una zona de pernocte, apachetas y arte rupestre.
En este lugar nos encontramos con vertientes de aguas termales, con un piletón realizado en piedras por habitantes de la zona y pudimos disfrutar de la majestuosidad de su flora y su fauna.
Las aguas termales de la Quebrada Aguas Calientes en la provincia de Salta al igual que otras aguas termales de la región y del país, son conocidas por su rica composición mineral que incluye elementos como cloruro, sulfatos, sodio, calcio, magnesio, hierro, azufre y otros minerales que juntos, confieren a las aguas propiedades terapéuticas.
Estas termas se originan cuando el agua de lluvia o subterránea se infiltra a través de fallas geológicas, calentándose por la energía geotérmica y asciende caliente a la superficie.
Fue maravilloso presenciar este hermoso fenómeno natural en forma presencia y supimos que el calor del agua en combinación con estos minerales es capaz de otorgar propiedades cicatrizantes, antisépticas, fluidificantes, analgésicas, vasodilatadoreas y sedativas, siendo beneficiosas para tratar afecciones como reumatismo, problemas de la piel, dolores musculares y problemas circulatorios mostrándose ideales para realizar la actividad del “tercer tiempo” al regresar de la cumbre.
Decidimos quedarnos en este campamento para realizar un día de aclimatación disfrutando del hermoso lugar, su paisaje y su clima. Caminamos durante el día y disfrutamos de una maravillosa tarde.
Deseábamos ver el amanecer en la cumbre, así que planificamos un ascenso nocturno. Habíamos analizado el recorrido a través de los pocos ascensos logrados y no logrados de los que había un registro.
Había al parecer tres posibles recorridos y decidimos adentrarnos por el filo del medio. Con lo estudiado por el grupo y lo relatado por Kike Cabrera (montañista salteño que realizó el último ascenso al cerro.
Muy temprano, a la una de la madrugada, con un cielo infinito y sin luna, empezamos a subir hasta ser sorprendidos por el amanecer.
Pasamos momentos muy duros por el frío que llegó a bajar a los -15 grados y a causa del viento que a esa altura comenzaba a sentirse con más fuerza.
El ascenso tiene algunos tramos de “ acarreos” de intensidad moderada pero accesibles y que permiten momentos de descanso.
Llegamos a la cumbre luego de una dura noche y ya con la luz del día, a las 08:00 am. Corría mucho viento y hacía mucho frío.
En la cima encontramos unas antenas, seguramente pertenecientes a las mineras que llevan a cabo su actividad en la zona y también había allí una apacheta pequeña donde dejamos nuestro testimonio cumbrero.
Llegar a esta cima nos ofreció una vista panorámica que nos cautivó por su belleza. Se puede observar desde allí el Volcán Quewar, en primer plano y también los cerros : Azufre, San Gerónimo, Remate, Acay, Chañi, Tuzgle y otros puntos de atracción.
El altímetro dio 5.500 metros de altura en el punto más alto.
Nos quedamos unos pocos minutos en la cumbre y sacamos las fotos imprescindibles ya que el fuerte y helado viento cumbrero nos empujó a bajar. Después nos lamentamos de no haber sacado fotos del maravilloso paisaje alrededor pero tenemos el consuelo de que todo eso quedó en nuestras retinas.
Al regreso decidimos hacerlo por el lado sur de la quebrada que nos llevaba al filo del Cerro Aguas Calientes y nos conectaba desde ahí con nuestro Campamento Base al que regresamos a las 16:00 horas aproximadamente.
Al final fueron 15 kilómetros los que recorrimos y disfrutamos.
Para ir terminando esta nota … la Montaña : ella. Causa de motivaciones y deseos. Atractiva y repulsiva a la vez, bella y peligrosa, llena de imprevistos, de belleza o de terror que a veces es rechazada, relegada o aburrida para muchas personas.
Para nosotros, montañistas apasionados que la valoramos y respetamos en todas sus formas, es, desde el inicio : sostener y dejarse sostener con el deseo de descubrir, de encontrar y “ encontrarnos”, de soñar y mantener nuestras expectativas dejándonos sorprender y dejándonos abrazar por ella.
Centro cultural Argentino de Montaña 2023